El Moralo aprende a vivir con presión. Para un equipo que no pensaba estar tan arriba es un aprendizaje casi semanal. Así, un empate fuera como el del domingo en Valdivia puede llegar a analizarse como un pinchazo; aunque desde un punto de vista diferente es sencillamente un punto más.

La presión llega desde varios lados: principalmente por sus «compañeros de viaje» que ceden pocos puntos y muestran su intención de apretar en esta segunda vuelta; pero también por los fichajes de invierno que han cambiado la filosofía con la que se hizo la plantilla al comienzo de temporada, y así la autoexigencia aumenta. Han llegado Julio Rodao, Alex González y Fernando Loaisa para formar un equipo más ambicioso partiendo incluso de los descartes que debe hacer Emilio Gil cada fin de semana.

Además las comparaciones en Navalmoral también son odiosas. El Moralo ganó los nueve primeros partidos y en cuatro jornadas de segunda vuelta ya ha cedido una derrota y un empate. Aquellos números fueron estratosféricos así que la clave parece estar en si le servirá un rendimiento más «terrenal» para seguir arriba.

De momento, los verdiblancos se concentran en su próxima batalla, el domingo en casa (16,30 horas) frente al Amanecer, que tiene varios ‘ex’ del Moralo, como su propio entrenador José Manuel Romero o los futbolistas Ayuso y Javi Bella.