El ciclismo español no sale de su asombro con la hazaña de José Antonio Pecharromán (Coria, 16-6-78). El corredor del Paternina-Costa Almería ha batido a los grandes del pelotón nacional en la Euskal Bizikleta-Bicicleta Vasca, una de las pruebas clásicas del calendario español, ganando tres etapas y sacando más de un minuto en la general a ciclistas como Joseba Beloki, Francesco Casagrande o Roberto Laiseka.

Su superioridad ha sido tan evidente como reconocida por todos, anotándose etapas contra el reloj o en alto. Pero en su caso se da un plus de heroismo, ya que su equipo ha acudido a la carrera sin director debido a distintos problemas internos. Pecharromán ha ejercido prácticamente de ello estando en ruta, dando órdenes a sus compañeros y controlando el liderato prácticamente sin apoyos de otros corredores.

Era literalmente un don nadie del pelotón hasta que la semana pasada sorprendió a todos. Su máximo logro hasta entonces como profesional había sido acabar el vigesimoséptimo en la pasada Vuelta a España, cuando se dejó ver en alguna etapa de montaña. Había dejado el ciclismo aficionado en el 2000 sin grandes éxitos en equipos como el Seguros Solís o el Porcelanatto.

DE CORIA

Ahora, todas las noticias que ha protagonizado hablan de su condición de extremeño, lo cual tiene su explicación. Nació en Coria, donde vivió los cuatro primeros años de su vida. Es un caso bastante paralelo al del futbolista Fernando Morientes, cuya infancia transcurrió en distintas localidades de la provincia cacereña antes de marcharse por el traslado de su padre, que es guardia civil, a Sonseca (Toledo).

En el caso de José Antonio Pecharromán, su familia se fue a Daimiel (Ciudad Real), donde ha vivido y estos días celebran su éxito. Su ayuntamiento y la diputación le preparan un homenaje en unión al Club Ciclista Daimiel, con el que dio sus primeras pedaladas.

PROBLEMAS

La suya no ha sido una carrera fácil. Su debut en profesionales, en el 2000 con el Jazztel, se lo pasó prácticamente en blanco por una osteopatía de pubis diagnosticada el año anterior que le obligó a ser operado dos veces. En el 2002 vivió otro momento dramático: una caída en la Volta a Cataluña le causó un traumatismo craneoencefácilico y una fractura en el hueso parietal. Sufrió amnesia y no recordaba lo que había pasado en su vida los seis meses anteriores.

Volvió a levantarse y afrontó la presente temporada con ilusiones de seguir mejorando en el modesto Paternina-Costa Almería. Su director, el exciclista Juan Martínez Oliver, asegura que se podía augurar de él que en cualquier momento podía "explotar". "Es, sobre todo, muy disciplinado, un gran compañero. A lo mejor otros tienen más calidad, pero su constancia es increíble", añade.

SUS PADRES

En febrero sufrió un nuevo golpe: la muerte de su padre, Diodoro, que llevaba semanas en coma y parecía dar signos de recuperación. Tras ganar el sábado la contrarreloj en Deva, dedicó la victoria a su madre. "La mujer lleva lo suyo cada vez que voy a entrenar", afirma.

Ese carácter lo llevó incluso hasta el momento de gloria del domingo, cuando confirmó su triunfo. "El equipo ha hecho un trabajo magnífico, especialmente Josean Garrido, que conocía muy bien el terreno", indicó Pecha , como es conocido en el pelotón.

Acostumbrado tal vez a lo vivido en días precedentes, el corredor de Paternina no quiso dar excesiva importancia al hecho de haberse convertido en el primer corredor que lograba semejante hazaña y se limitó a confesar que "alguna vez tenía que ser" y que "lo importante es que siga esta progresión".Durante estos días ha concedido más entrevistas que en toda su carrera, pero él sigue abanderando la modestia. Lo ha pasado lo bastante mal como para que sea así.