ESPAÑA: Cañizares (Iker Casillas, m.77); Míchel Salgado (Gabri, m.46), Helguera (César, m.46), Marchena, Aranzábal (Raúl Bravo, m.46); Xabi Alonso (Sergio, m.66), Baraja (Guti, m.66); Joaquín, Valerón, De Pedro; y Morientes (José Mari, m.66).

ECUADOR: Cevallos; De La Cruz, Hurtado, Porozo (Espinoza, m.27), George; Méndez, Chalá (Salas, m.82), Ayoví, Edwin Tenorio (Kaviedes, m.27; Asencio, m.76), Aguinaga (Sánchez, m.76); y Carlos Tenorio (A. Fernández, m.76).

GOLES: 1-0, M.15: De Pedro. 2-0, M.21: Morientes. 3-0, M.23: Morientes. 4-0, M.64: Morientes.

ARBITRO: Sergo Kvaratskhelia (GEO). Amonestó a Edwin Tenorio, Baraja, Aguinaga y Salas.

Fernando Morientes aprovechó con precisión matemática la oportunidad que le otorgó Iñaki Sáez y con tres goles reivindicó, como en el Real Madrid, su derecho a luchar por estar en la selección española, que fulminó a Ecuador en los primeros veinte minutos y que luego dio la impresión de no querer hacer mucho más daño a los suramericanos. El delantero madridista, un eterno discutido , apenas goza de opciones en su equipo, sufre un largo ostracismo, y por ello, tras un gran Mundial 2002, acabó perdiendo su plaza en el equipo nacional.

Ante la avalancha de bajas de delanteros Iñaki Sáez quiso volver a ver a Morientes con España y el extremeño no defraudó, porque estuvo donde debía para acabar con el partido con dos goles en dos minutos (21 y 23).

Antes de sus tantos España había encauzado su victoria por medio de Javier De Pedro (m.15) con un lanzamiento de falta en el que tuvo algo de fortuna, porque el balón rozó en un zaguero y despistó al meta José Francisco Cevallos.

Ecuador comenzó dormida el choque, y eso que jugaba en casa , porque la mayoría del público habían convertido los graderíos del Vicente Calderón en una fiesta amarilla, azul y roja.

Los pupilos de Hernán Darío Bolillo Gómez quisieron ser fieles a su estilo, pero cuando se enteraron de que había comenzado la contienda el marcador era de 3-0, aunque Carlos Tenorio tuvo una clara opción para igualar.

A PLACER

El fútbol de toque, el manejo del balón y el orden encontraron respuesta en la contundencia de España, que, no obstante, agradeció las enormes facilidades de la zaga ecuatoriana. El debutante Xabi Alonso y Rubén Baraja destrozaron el entramado de Bolillo Gómez en la medular y Valerón campó a sus anchas en la mediapunta.

España lo vio tan claro que levantó el pie del acelerador y concedió el control a Ecuador. Los pupilos de Sáez están en una fase clave de la temporada, con todo en juego, y no era cuestión de forzar en exceso.

Bolillo Gómez reaccionó con una extraña prontidud y rápidamente sustituyó a Augusto Jesús Porozo, quien se dejó robar la cartera por Morientes en el segundo gol, y Edwin Tenorio por Espinoza e Iván Kaviedes, respectivamente.

Ecuador, con un Aguinaga algo más retrasado, pasó a llevar la iniciativa y a acercarse con algo más de asiduidad y peligro al área de un equipo español que se había echado a dormir. Sin embargo, los de Bolillo se mostraron muy inocentes.

La segunda mitad fue para olvidar, porque ni Ecuador supo ni pudo ni España se empleó para agrandar su renta. Al menos Iñaki Sáez dio minutos a futbolistas que los necesitan y permitió también el debut como internacional absoluto de Gabri García.

Morientes redondeó una noche mágica para él, un partido que necesitaba como el comer, con su tercera diana y la cuarta de España

(m.64) cuando Jose Mari Romero esperaba en la banda para sustituirle.

El 4-0 fue el premio al madridista y un castigo para el equipo ecuatoriano muy inocente y para su público, cuyo ánimo decreció paulatinamente, pero siempre se dejó notar cuando el balón merodeó el área de un equipo español que logró el marcador más amplio en la era Sáez.