Que Mourinho es un técnico resultadista es una obviedad. Lo volvió a demostrar ante el Auxerre (0-1) con su trivote defensivo formado por Lass, Xabi Alonso y Khedira, y luego con la entrada de Mahamadou Diarra por Higuaín nada más marcar Di María (m. 81). Un tanto que terminó con la agonía de un equipo que sufrió frente a un rival menor. Luego, entrenador del Madrid dijo que "un empate fuera es bueno, pero arriesgamos para ganar y tener seis puntos es lo más importante".

Las cuentas le cuadran y están muy por encima del juego. Mourinho ya se ve en octavos de final de la Champions . Lidera el Grupo G con seis puntos, gracias al empate entre Ajax y Milán (1-1) y solo piensa en las grandes citas. Entre medias queda un equipo con un fútbol tristón y unos jugadores ansiosos por la falta de gol. Solo el público del Bernabéu parece capaz de exigir una mejor imagen, lo que provoca que, lejos de casa, Mou esté más a gusto.

PROBAR SIN RONALDO Lo está con jugadores como Ronaldo, que parece tener bula. Cristiano puede hacer y deshacer a su antojo. Puede desquiciarse por su inoperancia y ver una tarjeta amarilla, tal como ocurrió ante el Auxerre al filo del descanso. Da igual. Nunca le llegará la bronca, al menos públicamente. Hay quien se pregunta cómo sería el Madrid media hora sin el portugués, con dos hombres de banda fijos, Pedro León y Di María, y con un hombre capaz de dar el último pase, que podría ser zil, pese a su irregularidad.

Nada de eso parece plantearse Mourinho, que abroncó al jugador alemán. "Quizá hubo una dificultad de comunicación por el idioma. Yo no sé alemán. Es posible que no interpretara bien la información que le transmito", dijo Mourinho, que ayer dio descanso.