No todo tenían que ser contratiempos para el conjunto Movistar. A la octava etapa, el conjunto de Eusebio Unzué, la escuadra que ha heredado el eterno espíritu del Reynolds, el Banesto, el Illes Balears y el Caisse d'Epargne, obtuvo la victoria anhelada en el Tour, gracias al corredor portugués Rui Costa, que consiguió mantener la mínima diferencia de 15 segundos para imponerse en solitario en la estación de esquí de Super-Besse, en Auvernia, en el Macizo Central, cerca de la ciudad de Clermont-Ferrand. Primer contacto con la montaña de cierta intensidad en la que solo el holandés Robert Gesink, líder del Rabobank, convaleciente de la caída del pasado miércoles, ha cedido poco más de un minuto al resto de favoritos. En Super-Besse, donde Thor Hushovd ha mantenido el jersey amarillo (testimonio de que el puerto no era gran cosa), se ha vivido algo así como la crónica anunciada que se espera en los Pirineos: la lucha entre Alberto Contador y Andy Schleck. Ambos se han marcado estrechamente, uno pendiente del otro. Y ambos también han demostrado que superada la parte llana de la ronda francesa llegan en plenitud de condiciones a las primeras etapas trascendentales de la carrera. "En los Pirineos trataré de ir al ataque pero por ahora tampoco conviene malgastar fuerzas porque hay que pensar en la última semana (en los Alpes)".