0- Cacereño: René; Palero (min. 66, Israel), Gonzalo, Samuel, Jaraíz, Lolo, Curro, Santi Amaro, Santi Villa y Pedro (min. 78, Alex).

0- San Roque: José Ramón, Aranda, Raúl, Ekedo (min. 57, Lobato), Chapi (min. 56, Melchor), Oscar (min. 86, Adrián), Carles Marc, Sergio Sánchez, Jesús Rubio y Berrocal.

Árbitro: Román Román (Castellano-Leonés). Mal. Enseñó tarjetas amarillas a los locales Gonzalo, Lolo y Jaraíz y a los visitantes Raúl, Oscar y Sergio Sánchez.

Incidencias: Alrededor de 1.800 espectadores en el estadio Príncipe Felipe, con presencia de seguidores visitantes. Tarde calurosa. Como es habitual, terreno de juego en lamentables condiciones para la práctica del fútbol. Recogida solidaria de alimentos a las puertas del estadio.

El entrenador del San Roque, Luis García Tevenet, fue un futbolista de talento, de esos clásicos productos de la cantera sevillista en la que manda casi siempre el virtuosismo. Tevenet, no por repetido el argumento, año a año, proyecto a proyecto, dio en la diana. "Si a cualquiera de nosotros nos invitan a volver a ver este partido, seguro que diríamos que no", declaró en el post partido del Príncipe Felipe.

Demasiados condicionantes en contra. Y van unos cuantos. El 0-0 del Cacereño ante los leperos es un innegable paso atrás. Tocaría ganar ya porque el peligro está cercano. El césped es importante, pero también definen quién está más arriba o más abajo otras circunstancias, como las arbitrales. Las imágenes de Canal Extremadura Televisión confirman empíricamente que los extremeños tampoco tuvieron fortuna con las decisiones arbitrales: el gol anulado a Pedro (min. 50) era perfectamente legal.

Muy por encima de ello, hay que tener también un respeto al seguidor. "Nosotros no volvemos a jugar aquí, pero el Cacereño...", musitó el técnico rival. En efecto: el lamentable césped condiciona. Y para mal. Otro factor. Otra excusa. Otra frustración. Otra rémora. Otro desaguisado que no se acaba de arreglar.

Y es que, temporada a temporada, la escena se repite. El terreno de juego del Cacereño da argumentos a los rivales y a los propios entrenadores locales para justificar que el espectáculo se resiente extraordinariamente. Pedro Pablo Braojos se aferra a esta problemática para incluso confesar que tendrá que variar su estrategia, apelando a la lógica porque su equipo tendrá que apostar por el fútbol directo.

En este maquiavélico escenario, Cacereño y San Roque firmaron un duelo muy táctico y honrado, pero difícilmente asumible para la grada. Los verdes fueron excesivamente previsibles siempre. En el primer tiempo apenas crearon peligro y fueron los leperos los que por tres veces amenazaron al gran René, salvador local en los 23 primeros minutos. El resto fue un quiero y no puedo, un fútbol ramplón.

Los problemas de Braojos para confeccionar la alineación, con Mena y Tomás fuera, éste lesionado, y el tocado Alex en banquillo, volvieron a provocar más cambios, con Israel suplido por Jaraíz. Santi Amaro y Curro coincidieron en la titularidad, con el montijano de media punta. La calidad de ambos hace recomendable la repetición de la fórmula...

En el segundo tiempo, el Cacereño se convenció a sí mismo de que podía ganar. La jugada clave fue el gol anulado a Pedro. Después, los locales, en un buen ejercicio defensivo con Gonzalo y Carrizosa perfectos, tuvieron más presencia en el área andaluza, pero pocas oportunidades. En los leperos, Chapi pasó inadvertido y la calidad del placentino Jesús Rubio fue lo mejor.