Era un personaje especialmente querido en Cáceres, y no solamente por lo que ha hecho por el deporte. Cayetano Martínez falleció ayer por la mañana en su ciudad natal a los 88 años dejando una estela de hombre bueno y entregado a los demás.

Martínez, profesionalmente polifacético desde la triple perspectiva de militar, carpintero y maestro, deja también una estela importante como hombre del deporte. No en vano, fue el primer árbitro de fútbol cacereño. Alma máter del tiro con arco en Extremadura (fue presidente federativo y socio fundador del Club de Arqueros San Jorge), su labor ha sido unánimemente reconocida, últimamente con la institución de un trofeo que lleva su nombre.

Padre político de la multicampeona Fátima Agudo, su hijo, Luis Cayetano Martínez, significó ayer su especial tozudez para emprender iniciativas sin ánimo de lucro. "Se metía en todo", subrayó el hijo del histórico hombre del deporte cacereño.

Era un habitual del estadio Príncipe Felipe en los partidos del Cacereño. Y es que el fútbol era otra de sus pasiones. Así lo demostró cuando ejerció de árbitro, algo que hizo con gran pasión, como todo en su vida. La voz de Cayetano se apaga y el deporte extremeño pierde a una referencia inexcusable.