Fatalidad. Error. Imponderable. El accidente y la muerte, el pasado domingo, en el circuito de Misano, del japonés Shoya Tomozawa, de 19 años, ha sido la mayor desgracia del motociclismo de alta competición en los últimos siete años. "Todo fue una desgracia, un cúmulo de mala suerte. Ni Scott Redding ni Alex de Angelis pudieron hacer nada para evitar el cuerpo de Shoya". Valentino Rossi, nueve veces campeón del mundo, reconoció que es el típico accidente "imposible de evitar".

Sobre la fatalidad de lo ocurrido coincide todo el mundo. "Desde el accidente mortal de Daijiro Kato, nuestra última desgracia, ocurrida en el 2003, la compañía Dorna y los organizadores de los grandes premios han trabajado durísimo para mejorar los circuitos, con escapatorias y protecciones", comenta Franco Uncini, excampeón del mundo de 500cc en 1982, responsable de la seguridad en el Mundial y enlace con los pilotos. "Sobre la pista ya no podemos actuar. El accidente de Shoya fue una fatalidad. Ahora debemos de esforzarnos por apoyarnos en los nuevos materiales y alta tecnologías para proteger aún más al piloto".

AIRBAG En estos momentos, solo tres o cuatro pilotos, los punteros, de MotoGP llevan montados en su mono el moderno airbag e, incluso, a veces ni siquiera lo activan porque, de caerse, si se dispara, no pueden reincorporarse, en caso de que puedan volver a coger la moto, a la carrera.

Uncini reconoce, tras visionar varias veces el video del accidente, que "Tomizawa cometió el típico error del piloto que, en lugar de cortar gas, para que la moto se enderece, dejarse pasar, trazar largo y reincorporarse al grupito en último lugar, intenta salir del primer derrapaje de su rueda delantera dando gas y la trasera acaba provocando su caída". El hombre de la seguridad del Mundial recordó que "este es un deporte muy peligroso y su peligrosidad está en la propia naturaleza de este deporte".

El excampeón de Suzuki del 82 acabó su exposición recordando su accidente de 1983, en Assen (Holanda), donde estuvo a punto de morir de forma parecida a la de Tomizawa. "Me quedé en medio de la pista y Wayne Gardner me embestió, me golpeó y me envió al hospital, donde no se separó de mí en toda la noche". "Ya ven", dice Uncini, "27 años después, las pistas son muchísimo más seguras pero se matiene esa fatalidad, la misma que puede ocurrirte en una autopista: te quedas indefenso en la calzada y te atropellan".