Una doble falta, la segunda en un juego fatídico, puso fin a las ilusiones de Garbiñe Muguruza para alcanzar la cima de Melbourne al perder la final del Abierto de Australia ante la estadounidense Sofia Kenin por 4-6, 6-2 y 6-2. Apenas por unos pocos centímetros la bola cayó fuera de la línea ante la decepción de Muguruza y la alegría de Kenin que levantaba los brazos, incrédula por la forma de ganar su primer Grand Slam.

La tenista estadounidense, de 21 años, no se encontró el triunfo de carambola. Se batió para conseguirlo durante 2 horas y 2 minutos remontando un partido que se le había puesto cuesta arriba tras ceder el primer set.

Pero, en ese momento decisivo de la final, con la presión de ser una debutante, Muguruza le evitó cualquier agonía. «Sabía que se acercaba el título. Había luchado para llegar hasta allí, pero en los últimos juegos sentía que necesitaba relajarme, calmarme», admitía tras el partido Kenin.

La final, que se jugó bajo el techo cubierto de la Rod Laver Arena por la lluvia, no empezó bien para la estadounidense. Muguruza le rompió el saque a los 10 minutos (2-1) e impuso el ritmo con ese juego agresivo que había desarrollado durante todo el torneo, apoyado en el servicio, con saques potentes y abriendo la pista y entrando con la derecha o la volea. Kenin pudo igualar el marcador tras levantar un 0-40 (4-4) pero Muguruza volvió a hacer el break y se apuntó el set con un 80% de puntos ganados con el primer saque, 3 aces y 15 golpes ganadores, 71% con la volea.

La estadounidense, todo garra y decisión, aguantó valiente la embestida y reaccionó. Hizo un break de salida en la segunda manga (3-1) y mantuvo la ventaja para ganar el segundo set. Gritando y cerrando el puño en cada punto que ganaba.

Kenin iba lanzada. Empezaba a creer en su sueño y acabó controlando los nervios que pudiese tener como si ella fuera la veterana experta con cuatro finales de Grand Slam y no la debutante.

A pesar de eso, Muguruza tuvo la oportunidad de decidir el partido cuando tuvo un 0-40 con 2-2. Kenin salvó la situación con seis golpes ganadores, dos reveses a las líneas, que dejaron grogui a la hispanovenezolana que, en el siguiente juego, con 40-15 y saque, cedió su servicio (4-2) con una doble falta. «Remontar ese 0-40 cambió las cosas», admitió la ganadora.

El servicio que tanto la había ayudado en el torneo, le falló en el peor momento. Muguruza volvió a perderlo con otro 40-15 y tras cometer dos dobles faltas. La última le costó el partido.