Alhambra Nievas es la mejor árbitra del mundo -árbitra en genérico, de árbitros y árbitras-. En el 2016 recibió este premio en la World Rugby Awards junto al sudafricano Rasta Rasivhenge tras pitar juntos la final olímpica en Río de Janeiro. Fue la primera mujer en conseguirlo. También ha sido pionera en dirigir un partido internacional masculino oficial, un Finlandia-Noruega que se jugó el pasado 14 de octubre en Helsinki.

La árbitra granadina habla con un jugador de Noruega. / EFE

Nació en 1983 en Granada y vivió en Almería hasta los 18 años. Con esa edad comenzó Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad de Málaga. Era deportista, pero reconoce que nunca había estado en contacto con el balón ovalado. Ni siquiera por televisión. "Entonces estaba bastante limitado al ámbito universitario. Unos compañeros me dijeron que había un equipo, me dio curiosidad y fui a probar. Me encantó desde el primer entrenamiento. El contacto de primeras puede dar algo más de reparo, pero a mí me gustó", asegura. Así que empezó a jugar.

"El rugbi me encantó desde el primer entrenamiento"

El 2006 fue decisivo para ella. Debutó con la absoluta y jugó el último Seis Naciones -en total estuvo tres años con la selección-. También comenzó en el arbitraje, animada por una amiga que le pidió acudir a una concentración de equipos de niños en Marbella. Continuó después. "No tenía ninguna aspiración. Era una forma de complementarme como jugadora, de aprender mejor el reglamento", explica. Dos años más tarde de que su comité regional la propusiera para el curso de ascenso dejó de jugar. Fue en julio del 2012 y desde entonces no ha parado de arbitrar a hombres.

Alhambra Nievas y sus asistentas, antes del Finlandia-Noruega del pasado día 14. / EFE

"Me siento muy respetada como árbitro. Cuando entro en el campo soy el árbitro del partido. Me he ganado una autoridad", asegura. Nadie se extraña porque a nivel internacional cada vez hay más mujeres. "Sobre todo ahora que en la liga europea de clubs empiezan a normalizar que las designaciones sean por mérito y no por sexo", apunta. También en España el rugbi pasa por un momento que Nievas califica como "positivo". "No me gusta hablar de modas porque las modas pasan. Es muy espectacular a nivel deportivo, pero fuera del campo tiene una filosofía, unos códigos de conducta. Es un deporte que educa en el respeto y entre iguales".

Campañas educativas

Y ese "momento positivo" es sobre todo para las mujeres. "El rugbi femenino en España ha dado siempre buenos resultados incluso teniendo muy pocos recursos", dice. Por eso ella, que está abriendo tantas puertas en el arbitraje, lleva esos valores a campañas educativas donde explica a las niñas qué hace. "Se sorprenden al verte porque esperan un estereotipo de una chica enorme, grande, armatoste. Cuando ven que no lo soy, entienden que en el rugbi encaja todo tipo de físico. Es la diferencia con otros deportes. Esa es la gran virtud", explica.

"Al final lo necesario hasta que llegue esa igualdad real y natural es que se visibilice, que la niñas se den cuenta de que no es nada que ellas no puedan hacer. Ese trabajo es importante", afirma. A Nievas aún le queda rugbi para rato, ya sea dentro del campo, como árbitra o jugadora, o fuera, haciendo todavía mejor este deporte. "Quiero devolver al rugbi lo que me ha dado, he podido disfrutar muchísimo y me gustaría devolvérselo".