Tras 13 años, el escándalo de los falsos paralímpicos que ganaron el oro en baloncesto en los Juegos de Sidney 2000 con diez jugadores sin ninguna discapacidad intelectual se ha cerrado con una multa de 5.400 euros a Fernando Martín Vicente, presidente de la Federación Española de Deportes para Discapacitados Intelectuales (FEDDI). El resto de acusados, un total de 18, han sido absueltos.

Ya no cabían más recursos desde que se destapó el fraude en el año 2000, por lo que la Audiencia Provincial de Madrid declaró culpable a Martín Vicente de un delito de falsedad y estafa. Han sido precisamente esos 13 años de espera los que han librado al presidente de la FEDDI de ir dos años a la cárcel, tal como solicitaba el fiscal. Previamente a eso, el presidente de los discapacitados intelectuales había devuelto los 142.355 euros que percibió en concepto de subvención, en lo que entonces se suponía era un equipo de discapacitados.

La revista Capital destapó el escándalo de la mano de Carlos Ribagorda, que se infiltró en el equipo que ganó el oro a Rusia en la final. Le bastó con presentar un certificado falso en el que se recogía su supuesta discapacidad.