El mundo del fútbol empezará a mirar a Suráfrica el próximo domingo, con el inicio de la Copa Confederaciones, el ensayo para la gran cita que albergará este país exactamente en un año. El 11 de junio del 2010, el Estadio Soccer City de Johannesburgo acogerá la inauguración del primer Mundial del continente negro. Esta responsabilidad ha puesto mucha presión al comité organizador, que se multiplica para asegurar que todo saldrá a la perfección. "Yes we can", escribía recientemente Danny Jordaan, director ejecutivo del Comité Organizador del Mundial 2010. Una cita esperanzadora pero que no puede evitar mostrar lo que pretende esconder. ¿Están realmente capacitados los surafricanos para organizar con éxito el evento?

Suráfrica no es comparable a cualquier otro país africano. Es una potencia que concentra el 40% del PIB continental. Cuenta con muchas infraestructuras que no tienen nada que envidiar a las europeas --autopistas o aeropuertos-- aunque tiene graves carencias, como la falta de trabajadores cualificados, lo que está retrasando algunas obras.

Para suplir sus puntos débiles, el país entero se encuentra inmerso en una espiral de obras que parece haber contagiado incluso a los particulares, pues es habitual ver cómo se reforman muchas casas. Para tenerlo todo a punto en un año, queda mucho por hacer. La mayoría de estadios --incluyendo algunos importantes, como los de Durban o Ciudad del Cabo-- estan a medias, y la propia FIFA tuvo que pedir presteza a las reformas del Ellis Park de Johannesburgo para que estuviera a punto en la Copa Confederaciones.

Las autoridades locales aseguran que todo estará listo a tiempo, pero ya han tenido que reconocer que el Gautrain, el tren rápido que debía conectar Pretoria y Johannesburgo con el aeropuerto, uno de los proyectos estrella del Mundial, no estará inaugurado antes del 2011.

Lo que más preocupa a los seguidores que piensen en desplazarse a Suráfrica para el Mundial es la seguridad. Johannesburgo está considerada una de las ciudades más peligrosas del mundo en lo que respecta al crimen. Pero el comité organizador también sabe que este es uno de sus puntos débiles y trata de comunicar todos sus esfuerzos en la materia.

Hace unas semanas, el vicecomisario policial Andre Pruis reunía a los corresponsales extranjeros para anunciar un ambicioso plan que incluía el despliegue de 3.000 nuevos agentes y la instalación de centenares de cámaras en "puntos calientes". Además, desde hace años, policías surafricanos se han formado con cuerpos de otros países y algunos colaboraron en la seguridad del Mundial de Alemania y los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro.