Le estuvieron comiendo el coco todo el fin de semana. Tanto que, cuando se apagó el semáforo y empezó la carrera de 125cc, nadie en el seno del equipo de Marc Márquez tenía el convencimiento de que el niño de Cervera (Lleida) iba a conformarse con acabar entre los ocho primeros, detrás de sus rivales, detrás de los que tenían la obligación de ganarle. Pero ese muchacho --llamado a ser, como anunció ayer Valentino Rossi, un "auténtico fuoriclasse"-- es rebelde, agresivo, campeón, inconformista, pero no tiene un pelo de tonto. No es bobo. Como listo y pillo que es, Márquez decidió convertirse en el campeón del mundo español más joven de la historia (por delante de Dani Pedrosa) y en el segundo más joven del mundo (por detrás de Loris Capirossi) con idéntico libro de estilo y comportamiento que sus mayores. Es decir, conservando.

En Sepang (Malasia), Jorge Lorenzo se conformó con el bronce para coronarse rey de reyes y Toni Elías, en el mismo gran premio, ni eso. El chico de Manresa fue cuarto y le montaron, como ayer a Márquez, un podio especial, para él solo. Pero hubo tantas dudas, de tan ambicioso y orgulloso de su poder en la pista que es este chcio, que a Emilio Alzamora, su mánager, no le quedó más remedio que sacarle la pizarra diciéndole, de nuevo, como en Estoril (entonces no le hizo ni caso y ganó) "P3 OK" y luego "P4 OK". Y podían haberle dicho "Título OK".

CARRERA TRANQUILA Pero no, pasadas las primeras vueltas, escapados Bradley Smith --que ayer interrumpió una racha de 26 triunfos españoles consecutivos en 125cc-- Pol Espargaró y Nico Terol, Márquez, se limitó a vivir la carrera en el balcón de Cheste. Hasta sacó el brazo izquierdo indicándole a Polyccio, en plena recta, "pasa, pasa". Simplemente esperaba que pasaran las vueltas, mientras papá Julià mantenía el dedo corazón derecho cruzado sobre su índice, mamá Roser sufría en el motorhome de su niño y Alex, el pequeño, se mordía las uñas en el box. ¿Emilio Alzamora? Sereno, por fin, sabiendo que el título no se le podía escapar a su protegido. Y, además, el excampeón del 99, cuya bandera española utilizó Marc para celebrar el título (la misma que también enarboló Alex Crivillé en Brasil,en aquel triunfante 99), sabía que "tanto Nico como Pol se comportarían como unos señores, que es lo que son, unos deportistas modélicos".

Ese título logrado a base de victorias (10) por Márquez --que se convirtió en Supermarc I por obra y gracia de su club de fans, bajo la inscripción de que "comienza la leyenda"-- se completó con una de las mejores carreras de la historia de MotoGP, en la que Lorenzo demostró que es el mejor. Giorgio superó a Dani Pedrosa, Valentino Rossi y Casey Stoner a lo bestia tras estar a punto de ser descabalgado de su Yamaha tras errar, al forzar, un adelantamiento al italiano Marco Simoncelli.

Esos muchachos, que al final se fotografiarían junto al Príncipe Felipe, al que le regalaron sus cascos, han convertido el Mundial en el año más impresionante de la historia del motociclismo. Solo Italia, en 1950 y 1975, conquistó los tres títulos en juego en un mismo año. La armada invencible española lo ha logrado con récord de podios (85, por los 78 de Gran Bretaña en el 67), casi con récord de victorias (36, se quedaron a una de Gran Bretaña), récord de puntos en MotoGP (Lorenzo sumó la friolera de 383) y, aún más impresionante, sumando a sus tres cetros los tres subcampeonatos: Nico Terol (125cc), Julián Simón (Moto2) y Dani Pedrosa (MotoGP).

NUMERO MILAGROSO Márquez, el 13º campeón del mundo español (el 12+1, que diría Angel Nieto), sumó el título 35 para España. Y lo hizo con el tacto que se le suponen a los mejores, a los grandes. "Juro que apagué la luz de mi mesita de noche convencido de que no iba a intentar ganar esta carrera". Hay que creerle porque cumplió, pero muchos dudaban de que se resistiese a buscar la victoria. "El sabía que, tras lo de Estoril, tras aquel sufrimiento, tras aquel milagro, Valencia debía ser, simplemente, una fiesta", dijo papá Julià.