Me resisto a creer que en Extremadura no tengamos ni el dinero ni las fuerzas suficientes como para mantener durante muchos años a varios de nuestros clubs en la élite. Tras más de diez años con presencia regional entre los mejores, en el próximo nos veremos obligados a bajar varios peldaños globales. Lo último que nos quedaba, ya lo ven: el Cáceres CB se tendrá que olvidarse de la ACB y el Badajoz la Segunda División de fútbol.

El comentario de muchos siempre se ciñe a una lapidaria frase-explicación en los siguientes términos: "En Extremadura no podemos mantener algo que cuesta tanto dinero; aquí no hay industrias ni apoyo institucional suficiente; ni siquiera los aficionados apoyan".

No estoy, insisto, de acuerdo. Y voy a explicarme con un simple ejemplo. En Murcia --sólo en la capital, de más de 250.000 habitantes-- se está dando este año el caso inverso al extremeño. Su equipo de baloncesto ha vuelto a ascender a la ACB; el de fútbol, a Primera División; el de fútbol sala está disputando la final en la División de Honor. Para abundar un poco más, otro club de fútbol, el Ciudad de Murcia, tiene en su mano subir a Segunda de la mano de ese excelente técnico llamado Carlos Orúe (ex del Cacereño).

Murcia toca el cielo y Extremadura el infierno, así de simple. Y no estimo que ellos sean más. Si ellos pueden, ¿por qué no nosotros?.