BMW no quiere perder el tren en estos tiempos modernos y por eso sigue adaptando sus nuevos modelos a las exigencias del mercado. El Serie 5 GT es una buena muestra de ello. ¿Para qué un GT de cinco metros y cuatro plazas? Pues seguramente para meter más modelos en un mismo segmento y tratar de seducir a un abanico mucho más amplio de público. El Serie 5 GT no tiene nada que envidiar ni al Serie 5 de reciente lanzamiento ni al Serie 7, su hermano mayor.

Estamos ante una berlina de armas tomar. Tiene lo mejor de la filosofía moderna de diseño del Serie 5, incorpora un estilo más deportivo y ofrece equipamiento y prestaciones dignas del Serie 7. Es como un producto de coctelera. No creo que sea un coche ideal para una familia ya que solo dispone de cuatro plazas (existe la versión de cinco plazas pero la central trasera es estrecha y el respaldo demasiado duro), aunque todo es cuestión de preferencias si nos da igual el descuento en los cines (por lo de la tarjeta de familia numerosa, claro).

DE TODO El Serie 5 GT dispone de todos los adelantos posibles de BMW en materia de equipamiento tecnológico, desde la ya típica cámara de visión trasera a las dos cámaras en los laterales, la cámara delantera de infrarrojos para detectar peatones y animales en carreteras poco iluminadas, el display con el velocímetro proyectado en el parabrisas, el navegador de alta definición (la imagen de la página de la derecha habla por sí sola), el DVD individual para las plazas traseras, el techo panorámico, el cierre de puertas softclose, acceso sin llave y climatizador de cuatro zonas. Todo eso puede ir en un mismo coche que además disfruta de un dinamismo excepcional a pesar de tener un peso algo elevado (pesa más que un Serie 7). Esa última faceta no impide que disponga de unos consumos muy ajustados. La unidad probada con el motor de tres litros de gasolina y 306 CV consigue una media de 8,9 litros, nada desproporcionado.

Este propulsor va asociado a una caja de cambios automática de ocho velocidades (la misma que equipa el 760i). Está desarrollada conjuntamente con los especialistas de ZF y es el cambio de las próximas generaciones de BMW (incluyendo los modelos híbridos). Dispone de levas tras el volante por si queremos darle un toque más deportivo a nuestro estilo de conducción.

El dinamismo que ofrece este modelo no sólo va asociado al conjunto motriz sino que hay que destacar también el equilibrio que ofrece la suspensión. Lleva amortiguación neumática de serie en el eje posterior y eso ayuda bastante a compensar el peso. Los frenos, los cuatro de disco ventilados, ofrecen un buen rendimiento pese a que en los primeros minutos de toma de contacto parezcan algo duros. Las pinzas son de aluminio.

ESTETICA MODERNA Es obvio, viendo la imagen completa del coche, que BMW ha querido mantener el ADN de su diseño en la parte frontal y ha dejado vía libre a los creadores del GT en la zaga. Los grupos ópticos, que emplean tecnología LED, marcan el bloque del cajón, delimitando el diseño anguloso de los lados. El maletero lleva sorpresa ya que se puede abrir en dos partes (como en el Skoda Superb) y está fabricado en aluminio al igual que el capó y las puertas. Caben 440 litros en configuración normal y 1.700 litros si nos decidimos a abatir los asientos posteriores. No está mal, aunque viendo las dimensiones del GT se podría esperar un poco más de espacio. No obstante queda claro que eso no se ha hecho para beneficiar la comodidad de las butacas traseras. Las ventanillas de las puertas no tienen marco.

El 535i monta llantas de aleación de 18 pulgadas y los neumáticos son run flat (antipinchazos) y pueden rodar sin presión durante cierta distancia. Ese tipo de neumáticos hace que no lleve rueda de repuesto (debería ser enorme ya que calza neumáticos de 245/50 R18). El precio base del modelo 535i GT es de 63.100 euros y la unidad probada, equipada hasta los dientes sale por 108.371 euros.