El entrenador del Cacereño, Fran Nacarino, declaró ayer que ni siquiera se ha planteado dejar el club, al mismo tiempo que dice percibir no estar cuestionado, "aunque tras seis derrotas en el fútbol puede pasar cualquier cosa". Nacarino afirmó con rotundidad que "sería cobarde bajarse del barco ahora, y yo no soy así y seguiré hasta que termine mi contrato a final de este año".

El técnico dice estar convencido de que el Cacereño, pese a su crisis, "tiene muchas posibilidades de estar entre los cuatro primeros, pero para eso tenemos que luchar y guerrear al máximo y no creernos que somos muy buenos y que lo tenemos todo hecho". Nacarino, que recibió ayer la llamada del hijo del presidente, Félix Campo, en la que éste le transmitió su confianza, declaró que su equipo está pagando caros algunos errores y también quizá su apuesta por "jugar al fútbol" y que el problema de resultados no viene porque la plantilla esté saturada físicamente desde diciembre.

"La solución de este equipo no pasa por que yo me vaya", insistió. "Estos futbolistas tienen que currárselo mucho si quieren ser alguien en este deporte, y yo creo que tienen condiciones", afirmó convencido.

Aparentemente ajeno a todo ello, el presidente del club sigue teniendo sobre la mesa al menos un par de opciones para vender el club. Los pequeños accionistas como Luis Arroyo han vuelto a reclamar que se haga la operación "ya, y además con gente de Cáceres". En efecto: existe una posibilidad en esa dirección, al igual que otra de un grupo de fuera de la ciudad. Pero, dados los antecedentes, estas opciones estarían aún en una fase embrionaria. "Esta es la época más desastrosa de la historia", ha insistido ayer Arroyo, que ya piensa en no volver al estadio, algo que ha hecho otro histórico, Juan Ojalvo, que ya no es ni socio.