Josephine Onyia, Luis Felipe Méliz, Jackson Quiñóñez, Frank Casañas. Esos son los nombres que en estos días más suenan en el seno del equipo español de atletismo como protagonistas de buenos resultados o depositarios de esperanzas. Atletas todos ellos de origen extranjero que han encontrado acomodo en el país y que han contribuido a enriquecer algunas modalidades en crisis.

Méliz, un cubano de Villa Clara de 29 años, igualó ayer el mejor resultado en Pekín, el de Paquillo Fernández en marcha, al acabar séptimo en la final de longitud. Luisfe vive en España desde hace tres años, ahora reside en Madrid y no logró el pasaporte español hasta el pasado mes de noviembre. Los Juegos son su primera competición importante desde hace cuatro años, y no le ha ido mal. "Antes era entrenar por entrenar, para nada, pero ahora vuelvo a tener objetivos", aseguró con su acento cubano intacto.

El objetivo de Méliz es volver a ser el de antes, cuando saltó 8,43 metros en el año 2000. Ayer se fue hasta los 8,07, insuficientes para el podio, que se quedó a 13 centímetros. Pero suficientes para recobrar las mejores sensaciones del saltador. "He sabido competir, he aguantado la presión de unos Juegos y he puesto alma, corazón y vida para luchar por cada centímetro. Estoy muy orgulloso", aseguró el saltador.

PROBLEMAS DE IDIOMA Josephine Onyia, una nigeriana que sigue los pasos que ha dado en Valencia otra vallista, Glory Alozie, no estaba tan contenta. La jamaicana que tenía al lado, Delloreen Ennis-London, le tocó en el brazo nada más salir, la desequilibró y la ahora española ya no pudo recobrarse. Se le pedía estar entre las cuatro mejores para entrar en la final de hoy y fue quinta, con 12.86 segundos, muy lejos de su récord de España (12.50). Onyia, que ha ganado este año dos carreras de la Liga de Oro (el circuito más prestigioso de reuniones atléticas), no tuvo problemas para quejarse en español de su colega jamaicana.

Pero en Valencia, Josephine camina siempre en un grupo donde abundan los exnigerianos, así que no practica mucho el idioma. Jackson Quiñónez no tiene ese problema, ni con el español ni con el catalán. El ecuatoriano de Esmeraldas lleva varios años viviendo en Lleida, adonde llegó becado con una ayuda del Comité Olímpico Internacional. En Atenas participó aún como ecuatoriano, pero en Pekín hizo su debut olímpico como español pasando ronda con el quinto mejor tiempo (13.41) en la misma prueba, los 110 vallas, en la que el chino Liu Xiang protagonizó la noticia del día con su retirada, lesionado.

Yennifer Frank Casañas, de La Habana, hace apenas 10 días que tiene permiso de su país de origen para competir como español. Y el debut no está nada mal. Estará en la final de disco de hoy (15.00 h.) al lado del tinerfeño Mario Pestano, que opta al podio al presentar la tercera mejor marca (69,50). Casañas está un par de metros por detrás (67,91).