Rafael Nadal se revolcó por segundo año consecutivo sobre la arena de París, signo inequívoco de victoria en Roland Garros, al batir en la final al suizo Roger Federer e impedir que el número uno del mundo se hiciera un hueco en la historia de este deporte. En tres horas y dos minutos Nadal completó su demolición sobre Federer por 1-6, 6-1, 6-4 y 7-6 (4), para sumar la sexta victoria en siete enfrentamientos, la quinta consecutiva sobre el suizo, a quien ha condenado a buscar consuelo en Wimbledon, dentro de 15 días.

Nadal logró su victoria 60 consecutiva sobre tierra batida, la 24 esta temporada, y la 100 de toda su carrera en esta superficie, y se convirtió en el jugador más joven en defender su título desde que el sueco Bjorn Borg lo logró, con un año menos (19) cuando hizo lo propio en 1974 y 1975.

HALAGOS A FEDERER "Buenas tardes, me gustaría felicitar a Roger, es el rival más increíble con el que me he enfrentado en mi vida. Es el mejor jugador de la historia. Nunca desde que nací vi otro tan completo. Le felicito, no solo por lo que ha hecho en este torneo, sino en todos estos años", dijo Nadal en español en la entrega de trofeos, y cuya mala traducción al francés exigió luego una rectificación posterior.

"Quiero agradecer al público que ha llenado estas pistas. París es mi ciudad favorita, y no he sentido esto en ningún sitio. Nunca me podía imaginar estar aquí después de lo que he pasado a principios de año. Por eso agradezco a toda mi familia, a Carlos Costa, a Emilio, a Vitorio y a Benito de la ATP", comentó Nadal tras recibir el trofeo de manos del sueco Stefan Edberg.

"La temporada de tierra batida de Nadal ha sido extraordinaria y merece por supuesto ganar este torneo. Volveré el año próximo", añadió Federer después de perder su primera final en París.

Era una final histórica, la primera desde 1984 en la que se enfrentaban los números uno y dos del mundo, y resultó de cine para Nadal, con presencia en las gradas de los Duques de Lugo, que fueron los primeros en felicitarle, conjuntamente con el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, y personajes de la celuloide, como el director español Pedro Almodovar y la actriz estadounidense Jennifer Aniston.

Federer no sabe como ganar a Nadal. Esa es una de las conclusiones del partido, o Nadal es irreductible ante la magia del suizo que ha visto como su gran sueño de lograr lo que iba a llamarse Federer Slam ha quedado reducido a ilusiones vanas.

La calidad de Federer merece que su nombre se una a los del australiano Rod Laver (1962-1969) y el estadounidense Donald Budge (1938) que lograron reunir los cuatro grandes el mismo año. Roger podía haber sumado hoy ese cuarto Slam que le falta aunque hubiera sido en dos temporadas, pero la garra del español se lo impidió, y el suizo sabe que cada vez estará más difícil.

Ni siquiera ganando el primer set en 37 minutos, después de salvar dos puntos de ruptura en el primer juego y aprovecharse de que las piernas de Nadal no funcionaban por los nervios, pudo Federer convencerse de que era posible el milagro.

Ni siquiera con la gran mayoría del público que llenaba la pista Philippe Chatrier (16.000 espectadores) cantando su nombre "Roger, Roger", logró el suizo aumentar su empeño. Rafael, calmó sus nervios al comienzo del segundo parcial y tras una volea fallada del suizo, un punto que resultó crucial, se adelantó 2-0.

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