Contundente y resolutivo como se espera del campeón. Rafael Nadal resolvió su pase a octavos de final de Roland Garros cediendo solo cinco juegos ante el australiano Lleyton Hewit (6-1, 6-3, 6-1) en 1 hora y 51 minutos. Y esa misma contundencia que mostró en la pista la tuvo después fuera de ella para quejarse por el acoso al que se sienten sometidos los tenistas por los controles antidopaje de este año.

"Como deportista quiero que mi deporte esté limpio y que se castigue a los tramposos pero no creo que sea constitucionalmente correcto que uno tenga que decir una hora donde puede ser localizado durante los 365 días del año. Me parece una falta de privacidad enorme y un precio muy alto que tenemos que pagar por jugar al tenis", dijo indignado el manacorí.

"En los últimos 10 días yo he tenido que pasar dos controles sorpresas. Uno el lunes después del torneo de Madrid mientras estaba en Manacor a las ocho de la tarde bañándome con unos amigos y el jueves vinieron al hotel, aquí. Te sientes perseguido. A David le despertaron de madrugada para hacerle el control... y si no te encuentran te ponen una advertencia como le ha pasado a Carlos (Moyà) y a la tercera te sancionan", insistió. Nadal salió en defensa del francés Richard Gasquet, sancionado dos años por un positivo por cocaína. "Le conozco, es amigo mío y he hablado con él y estoy seguro que no ha tomado cocaína. El mundo está mal. Sales una noche, cualquier chica que haya tomado algo te da un beso y por una tontería así te destrozan la vida deportiva".

Resignado a su suerte, Hewitt comprendió que el objetivo era imposible y que alcanzar los cuartos, como hizo en 2001 y 2004, era una trabajo perdido. Nadal apuntilló su triunfo a lo grande, por la vía rápida, con su séptimo saque directo.

Su próximo rival será el sueco Robin Soderling, vigésimo tercer favorito, que se impuso a David Ferrer (14) en una dura lucha de tres horas y 36 minutos, que acabó con el de Xavea indignado destrozando su raqueta en la pista.

CAEN FERRER Y FERRERO "A mí me han jodido" explotó David Ferrer, aún caliente por su eliminación ayer a manos del sueco Robin Soderling por 6-7 (5-7), 7-5, 6-2 y 7-6 (7-5) tras marcharse de la pista silbado por el público por romper su raqueta. El tenista alicantino confirmó que el pasado jueves pasó un control a las siete de la mañana en su hotel. "No es excusa por la derrota de hoy, pero no es la mejor forma de preparar un partido. El día anterior había jugado un partido contra Kiefer que acabó a las nueve de la noche y no me acosté hasta las dos de la madrugada, después de cenar y hacer mis masajes habituales. Me parece ridículo. ¿Pero qué puedes hacer? ¿Apuntarles con una pistola? A ver quién dice que no juega" insistió ante posibles medidas de presión de los jugadores.

Ferrer no fue el único español que ayer se despidió de Roland Garros. Nicolás Almagro fue eliminado por su compañero Fernando Verdasco por 6-2, 7-6 (7-4) y 7-6 (10-8) después de desperdiciar un set ball en la segunda manga y salvar hasta ocho match balls en la tercera.

Juan Carlos Ferrero, campeón del 2003 y actualmente el 120 del mundo, no pudo ganar el quinto set que quedó pendiente el día anterior contra el alemán Philippe Kohlschreiber que lo superó por 6-4, 2-6, 6-4, 6-7 (7-9) y 6-3. "Derrotas así pesan y duelen. Al final del año decidiré si dejo el tenis dependerá del ranking, de como me encuentre físicamente y de la motivación que tenga", dijo visiblemente hundido el que fuera número uno del mundo. Ferrero, de 29 años, arrastra molestias en la muñeca y se infiltra una vez al mes y eso, aunque no le preocupa porque son "gajes del oficio", si le carga. "Al final de la carrera recuperas peor y hay más problemas", dice.