El francés Richard Gasquet, uno de los cuatro debutantes este año en la Copa Masters, fue la primera víctima del español Rafael Nadal, quien logró su primera victoria en el Grupo Dorado de este torneo al vencerle por 3-6, 6-3 y 6-4 en dos horas y cinco minutos.

Nadal, semifinalista el pasado año al caer contra el suizo Roger Federer, logró la cuarta victoria sobre Gasquet en cinco encuentros. Un triunfo elaborado, trabajado, pero preciso en su finalización, que coloca al jugador español con la confianza necesaria para encarar el resto de sus encuentros en esta primera fase, donde tiene como compañeros de grupo a su compatriota David Ferrer y al serbio Novak Djokovic.

Gasquet comenzó el partido con un saque directo, el primero de los 11 que logró, pero acabó desmoronado ante una volea de revés de Nadal. Fue el cara y cruz de un encuentro dominado por el servicio del jugador francés, y rematado por la potencia física y la mayor concentración del español. Ambos se habían enfrentado tres veces en el circuito ATP, siempre sobre tierra batida, con victoria del español, y una, la primera de todas en el challenger de San Juan de Luz (Francia) en 2003 cuando venció Gasquet por 6-2 y abandono.

Tiene Gasquet un tenis especial, sabroso en sus golpes, de elegante revés y un servicio excepcional. A todo eso une una amplitud de movimientos que le hace ser un jugador extraordinariamente peligroso en cualquier tipo de pistas. La prueba, sus resultados esta temporada: ganador en Bombay (dura), finalista en Estoril (tierra) y Tokio (dura), semifinalista en Sydney (rebound ace), Wimbledon (hierba), Masters Series de París Bercy (cubierta), resultados que le han colocado octavo del mundo y traído a este Masters para ser el primer francés en lograrlo desde Sebastien Grosjean, finalista en la edición del 2001.

El partido comenzó frío porque el estadio Qi Zhong, con capacidad para unos 15.000 espectadores, apareció casi vacío, y con un Gasquet más entonado y con mayor energía inicial. Su servicio causó estragos en el juego de Nadal, quien salió como últimamente acostumbra con las rodillas protegidas por una cinta. Además Gasquet tenía la lección bien aprendida en los vestuarios, castigar el revés del español de forma machacona y abrir luego con una sorprendente derecha que pillaba descolocado al de Manacor.

"Lafa", como le llaman desde las gradas el público chino, tardaba en dar de sí lo mejor de su tenis, y aunque dispuso de un punto de ruptura en el quinto juego, cedió el suyo en el octavo. La primera manga era para el francés en 37 minutos. Nadal luchaba por encontrar su ritmo, inspiración y el punto que diera la vuelta a un duelo que dominaba Gasquet. El francés, agazapado en el fondo de la pista, lanzaba zarpazos con su revés y acosaba en la red con la volea, y no fallaba. Todo hasta que en el cuarto juego del segundo set lo hizo de forma estrepitosa al estrellar un remate en la red cuando se encontraba a un metro de ella, tras una excepcional jugada entre ambos.

Fue el punto que cambió el signo del duelo, porque después Nadal lograba la ruptura que había buscado tanto (3-1). Poco importó al español perder luego su juego a continuación, porque rompió de nuevo en el sexto (4-2) para igualar el partido.

A esas alturas, el servicio de Nadal ya se había calentado lo suficiente, y con una gran mejoría mantuvo a Gasquet exiliado en el fondo, dominando el tricampeón de Roland Garros como a él le gusta. El fruto llegó pronto, en el quinto juego. Luego, el festival Nadal se prolongó hasta el final.