Después de superar dos duras rondas a cinco sets y con la preocupación puesta en su rodilla derecha por culpa de una tendinitis que vuelve a atormentarle, Rafael Nadal tuvo ayer el partido más cómodo del torneo para alcanzar por cuarta vez consecutiva los cuartos de final en Wimbledon. En dos horas y 6 minutos se deshizo del francés Paul-Henri Mathieu por 6-4, 6-2 y 6-2, cerrando una jornada de octavos en la que pasaron todos los favoritos a excepción del estadounidense Andy Roddick, que fue eliminado por el taiwanés Yen-Hsun Lu por 4-6, 7-6 (7-3), 7-6 (7-4), 6-7 (7-9) y 9-7.

La derrota del finalista del año pasado ante un desconocido jugador de 26 años y número 82 mundial, sin ningún pedigrí en el circuito y que nunca había pasado de segunda ronda en sus seis anteriores participaciones en Wimbledon, fue la única sorpresa de una jornada que vivió la clasificación sin problemas de Roger Federer ante Jürgen Melzer (6-3, 6-2, 6-3); Andy Murray contra Sam Querrey (7-5, 6-3, 6-4); Novak Djokovic frente a Lleyton Hewitt (7-5, 6-4, 3-6, 6-4); Jo-Wilfried Tsonga ante Julien Benneteau (6-1, 6-4, 3-6, 6-1); Tomas Berdych frente a Daniel Brands (4-6, 7-6 (7-1), 7-5, 6-3), y Robin Soderling contra David Ferrer (6-2, 5-7, 6-2, 3-6, 7-5).

PELEA CON EL ARBITRO Ferrer pudo haber dado la segunda gran sorpresa de la jornada y estuvo muy cerca de evitarle un nuevo enfrentamiento a Nadal con Soderling además de asegurar, de paso, la plaza para semifinales de un español. Estuvo muy cerca al forzar el quinto set. A solo dos puntos, con 5-4 en el marcador. Pero Soderling tenía en su poder el servicio y esa arma fue decisiva para el sueco, que se agarró a ella como a un clavo ardiendo. Primero para evitar que Ferrer le hiciera el break y, después, para decidir su suerte en el último juego, en el que se jugó su suerte desde el punto de saque y, aunque cometió dos dobles faltas, lo compensó con bombas siempre por encima de los 200 kilómetros por hora que le dieron la victoria. "He estado a dos pasos de ganar, pero la diferencia ha estado en el servicio. Con él, Soderling siempre ha tenido el mando", admitía Ferrer.

El tenista alicantino luchó durante tres horas y 3 minutos para ganarse el pase a los cuartos de final por primera vez en Wimbledon. Remontó dos sets a uno en contra y se peleó contra todo y contra todos para conseguirlo. Especialmente contra el árbitro, al que se encaró en varias fases del partido.

DOLOR DE RODILLA Soderling se vio contra las cuerdas ante el muro que tenía enfrente. Le hizo incluso pedir un penalty point al árbitro por el comportamiento de Ferrer en la pista. El alicantino no lo hacía para desestabilizarle, sino que era la manera de motivarse. Quería estar en tensión. Sabía que si tenía alguna opción era así. Pero el esfuerzo se quedó al final en desilusión. "He estado a dos pasos pero se me ha escapado cuando lo tenía más masticado", dijo.

Ferrer le hizo perder a Soderling la confianza que podía tener, pero Nadal era cauto. "Soderling es complicado en cualquier pista, pero más en hierba", valoraba ante su duelo de cuartos de final y tras jugar hace unas semanas la final de Roland Garros. El número uno mundial confía en encontrarse físicamente a punto. "Mi problema es el dolor en la rodilla y eso no se quita por arte de magia. Soy consciente de que voy al límite esta última semana. La noticia buena es que vuelvo a estar en cuartos", decía, feliz.