En la lucha que mantienen por el número uno mundial, tanto el mallorquín Rafael Nadal como el serbio Novak Djokovic encontraron ayer motivos para el optimismo. Después de dos partidos de cierto agarrotamiento, Nadal fue capaz de darse ayer un respiro y se deshizo del croata Antonio Veic en tres fáciles sets (6-1, 6-3 y 6-0) en una hora y 41 minutos de relajado partido en el torneo de Roland Garros.

Veic, número 277º del mundo y uno de los cinco jugadores procedentes de la previa que seguían en París, no puede ser una referencia para valorar el estado de Nadal, pero al menos el cinco veces ganador del título reforzó su confianza ante la segunda semana del torneo, que iniciará ante otro croata, Ivan Ljubicic, verdugo ayer del madrileño Fernando Verdasco por 6-3, 7-6 y 6-4. "He mejorado en casi todos los aspectos del juego, pero el mundo no se cambia en un día", aseguró Nadal, recordando los apuros que pasó ante el estadounidense John Isner (que le forzó su primer partido a cinco sets en París) y el español Pablo Andújar en las primeras rondas.

Tampoco le tembló el pulso a Djokovic, que no afloja en el primer match ball que tiene para arrebatarle la supremacía mundial al tenista de Manacor. El serbio se coló en octavos tras deshacerse de Juan Martín del Potro.