Rafa Nadal, que ocupa la segunda plaza de la clasificación mundial, afirma que es "el mejor número dos" de la historia, aunque considera que su rival y número uno del ránking, el suizo Roger Federer es "el mejor jugador de todos los tiempos".

"Me alegraría mucho ser el número uno, pero eso no es lo que me mueve. Soy feliz al dar el cien por cien de mí mismo", señala el deportista en una entrevista con el diario Welt am Sonntag en la que insiste en que su rivalidad con Federer se limita a la pista de tenis.

Nadal criticó que los principales campeonatos europeos sobre tierra batida -Montecarlo, Barcelona, Roma y Hamburgo-- se celebren este año en cuatro semanas consecutivas. Afirma que este calendario de torneos perjudica especialmente a los jugadores y califica esa decisión de "gran error".

Nadal, que ha suscrito una petición, junto con otros veinte tenistas, para que no se renueve a final de temporada el contrato del presidente de la ATP, Etienne de Villiers, apoya que la junta directiva "busque otros candidatos". Aunque considera que De Villiers debería seguir forman parte del órgano gestor, no ve motivo "para que no se busque a otros que puedan aportar algo bueno al deporte".

"Ha habido demasiados fallos y a los jugadores ni se nos ha escuchado ni se nos ha pedido consejo en cuestiones muy importantes", añade.

DJOKOVIC, SUCESOR EN ROMA Mientras tanto, Novak Djokovic, número tres del mundo, se hizo ayer con el Masters Series de Roma 2008, en una final disputada frente al suizo Stanislas Wawrinka y en la que se notó la ausencia del campeón de las tres últimas ediciones, Nadal.

El serbio, que definió su último año como de "sueño" y afirmó que desea terminar como "número uno de la Race" 2008, ha obtenido así su primer Masters Series en tierra batida, una superficie en la dijo que ha estado trabajando en los últimos tiempos para preparar mejor Roland Garros.

Djokovic ganó a Wawrinka por 4-6, 6-3 y 6-3 en una final menos alegre que las vividas en las tres últimas ediciones, cuando Nadal y un público entregado a su causa jaleaba con entusiasmo todos sus puntos.

En esta ocasión, la sobriedad del suizo y del serbio mantuvo a los espectadores en un plano discreto, mientras por encima de sus aplausos se escuchaba el cantar de goles de los seguidores del Roma en el vecino estadio Olímpico. Djokovic supo, no obstante, ganarse el calor del público al hablar en un buen italiano durante la entrega de premios.

"Este es uno de los torneos más importantes que he vencido en mi carrera y espero estar aquí el próximo año", dijo Djokovic, flanqueado por los organizadores del torneo y la extenista Gabriela Sabatini, que ha recibido la raqueta de oro de la organización.

Después en rueda de prensa, comentó: "Estoy muy contento de haber conseguido mi primer gran premio en tierra batida. Ahora tengo una mayor confianza para los próximos grandes acontecimientos en esta superficie y en otras".