Cañonazos con el saque a más de 200 kms/h, derechazos sobre las líneas, con contrapiés, sin errores. El gesto de Rafael Nadal, serio y preocupado, ante aquel vendaval de bolas imparables que le venían del otro lado de la red, le eran casi imposibles de devolver. El campeón estaba sufriendo en su debut sobre la pista que ha ganado siete títulos de Roland Garros y quien le hacía sudar era Daniel Brands, un gigante de 1,96 metros de altura, de 25 años y número 59 del mundo.

Después de una hora y media en la pista el marcador de la central Philippe Chatrier, Brands dominaba por 6-4 y el tie break del segundo set por 3-0. La preocupación de Nadal era evidente. "Creo que estaba jugando un tenis increíble. He tenido que sacar mi mejor juego para resistir sus fantásticos golpes", valoraba Nadal, que tuvo que luchar durante 2 horas y 54 minutos antes de celebrar su victoria 52 en París y la 15 consecutiva desde que Djokovic le ganó en Montecarlo.

MALOS RECUERDOS Un partido duro para empezar y un buen susto. El heptacampeón seguro que en la pista debió recordar el partido del 2011, también en primera ronda, en el que John Isner le forzó hasta los cinco sets. O quizás la única derrota sufrida en Roland Garros, en el 2009, ante el sueco Robin Soderling, en un día gris como ayer. Brands, con la táctica muy bien estudiada, aprovechaba su largo brazo a modo de palanca para atacar la línea de flotación del Nadal. "Tenía la táctica muy clara. Ha salido a pegarle a la bola en cada golpe, arriesgando y le ha salido perfecto. No he estado cómodo y me ha tenido sufriendo todo el partido", analizó luego.

La experiencia de situaciones parecidas le permitió salvar la situación. "He pasado bastantes partidos así, son cosas que hay que aceptar. En momentos así hay que buscar soluciones, estar centradito y correr. Ganar el tie break ha sido como una bocanada de aire para mí". Así y todo Nadal no estuvo tranquilo hasta darle la mano en la red a Brands. En segunda ronda le espera eslovaco Martin Klizan (número 35).