Rafael Nadal, que el pasado lunes estrenó por primera vez su condición de número uno mundial tras colgarse el oro olímpico en Pekín, afronta el último Grand Slam de la temporada con el objetivo de redondear su mejor temporada en el torneo que tradicionalmente peor se le ha dado.

El tenista español nunca ha pasado de los cuartos de final en Nueva York, aunque su sensacional año y el hecho de poder garantizarse en este torneo la condición de número uno hasta final de temporada, invitan a pensar que el de Manacor puede romper este año su actual techo en el Flushing Meadows.