El lunes amaneció en Nueva York gris, plomizo, pesado y lluvioso. Para el tenis español, la jornada acabó convertida en una brillante. Rafael Nadal, David Ferrer y Tommy Robredo trabajaron sobre las pistas de Flushing Meadows tres victorias que, por primera vez en la historia del Abierto de Estados Unidos, colocan a tres españoles en cuartos de final del último Grand Slam del año. El encuentro en esa ronda de Nadal y Robredo asegura, además, una presencia española en semifinales.

La mayor sorpresa ayer la dio Robredo al apear del torneo a Roger Federer en solo dos horas y 24 minutos con un contundente 7-6 (7-3), 6-3 y 6-4. El suizo, dueño de 17 títulos grandes, había ganado al de Hostalric en sus diez encuentros anteriores. En sus tres primeros partidos en Nueva York el actual número siete del mundo no había cedido ni un set. Pero ayer no arañó ni uno a Robredo, que anotó su primera victoria en su marcador particular con el campeón. Federer, 32 años, cayó víctima de lo que llamó su propia “autodestrucción”, de errores, de mal juego, de oportunidades perdidas, de la imposibilidad de convertir en puntos 14 de las 16 bolas de break de que dispuso. “Sin restarle crédito a Tommy, creo que me he derrotado a mi mismo”, reconocía.

Para Robredo, 31 años, la victoria fue "como un sueño". Que los espectadores en la pista Louis Armstrong se entregaran desde el principio hasta el final a Federer le hacía "hasta ilusión" al catalán, dándole “ganas de darlo todo para demostrar que podía ganar”. Y el triunfo es otra nota dulce en el camino de recuperación del tenista, que hace año y medio tuvo que alejarse de las pistas por una lesión que le obligó a pasar por el quirófano y ahora ha vuelto al puesto 22 de la clasificación mundial y ayer también fue anunciado como componente del equipo español para la Copa Davis.

Para Nadal, el partido con el alemán Philipp Kohlschreiber pareció complicarse inicialmente. El mallorquín dejó escapar el primer set, pero tras recobrarse en el segundo pisó el acelerador para en tres horas y 12 minutos asegurarse con 6-7 (7-4), 6-4, 6-3 y 6-1 su paso a cuartos en este regreso a Flushing Meadows, donde no jugó el año pasado pero fue campeón en 2010. Ferrer vivió otro de sus maratones frente a Janko Tipsarevic. Esta vez no necesitó cinco sets como el año pasado pero sí cuatro y un esfuerzo de casi cuatro horas para imponerse al serbio 7-6 (7-2), 3-6, 7-5 y 7-6 (7-3) y así meterse en su octavo cuarto de final de Grand Slam consecutivo.

El encuentro dejó al alicantino "buenas sensaciones" pero fue "muy duro, física y mentalmente". Su consuelo es que su rival en cuartos, el francés Richard Gasquet, también tuvo que sudar la camiseta y castigar el cuerpo para, en cuatro horas 40 minutos, lograr la clasificación ante el canadiense Milos Raonic 6-7 (7-4). 7-6 (7-4), 2-6, 7-6 (11-9) y 7-5.