La reconquista de Rafael Nadal en Roland Garros empezó con comodidad y seguridad. En una abarrotada pista Suzanne Lenglen, la segunda en importancia de las instalaciones, el tetracampeón del torneo se deshizo con relativa facilidad de la promesa francesa Gianni Mina por un triple 6-2. El joven jugador de 18 años, originario de Guadalupe, y 655 del mundo, se esforzó en complicarle la vida y demostró maneras tenísticas y potencial, pero la diferencia con Nadal es abismal aunque solo les separen cinco años de edad.

Para Mina el de ayer era el primer partido que jugaba en un Grand Slam y el segundo en el circuito profesional mientras Nadal ya lleva 116 a sus espaldas en torneos grandes y 527 desde que empezó su carrera. Planteó un partido valiente, consciente de que era la única forma de jugar ante Nadal.

Mina aguantó las 2 horas y 23 minutos que estuvo en pista, aunque acabaron haciéndole masajes. En el primer set tuvo oportunidades de break en todos los saques de Nadal aunque acabó el partido sin aprovechar ninguna de las nueve bolas que dispuso. "Me voy satisfecho. Le he podido plantar cara a Nadal aunque él es mucho más fuerte tanto física como mentalmente", admitió.

INSATISFECHO No estaba tan contento Nadal. "He jugado realmente mal. Al principio he salido ansioso, he cometido más errores de los habituales y la bola no me corría", explicó. El público le recibió en la pista con una ovación, aunque antes de empezar le recriminaron con silbidos su tardanza en saltar a la pista por su rutina de preparar sus cosas en la silla. Eso no le preocupó. "Me encanta París y el público", aseguró. Su preocupación estaba más en el juego. "En los primeros partidos siempre se siente una ansiedad especial. Tengo que jugar con más calma. Hoy por suerte tenía margen para jugar peor por la diferencia con el rival", recalcó.

Tampoco tuvo problemas en su debut el resto de favoritos españoles. David Ferrer, Juan Carlos Ferrero y Fernando Verdasco pasaron a la segunda ronda con autoridad y sin ceder un set. Verdasco, que entró temeroso a la pista por la posible reacción del público, tras su comportamiento en la final de Niza, no tuvo problemas. Fue aplaudido por los espectadores. Luego se mostró más tenso ante la prensa: "Vengo a jugar y nada más, pero no me arrepiento de nada de lo que haga en la vida. Quien quiera darle más cera que le dé".