El español Rafael Nadal se durmió durante 40 minutos contra el francés Gilles Simon, 33 del mundo, pero supo despertar a base latigazos mentales para salvar seis puntos de set en el primer parcial, y hacerse con un partido que le coloca en los octavos de final del Abierto de Australia.

Nadal venció por 7-5, 6-2 y 6-3 en dos horas y 26 minutos, y está a un paso de igualar su mejor marca en Melbourne, los cuartos del 2007, pero contra Simon reconoció que entró "sin una idea muy clara, mirando más al rival y sin una buena táctica", algo que estuvo a punto de costarle caro, y por lo que necesitó "correr más de la cuenta", según expresó él mismo.

La situación se viene repitiendo. Sucedió también contra el serbio Viktor Troicki en el primer partido, donde Nadal salvó un punto de set, y algo más atrás, en las semifinales de Madras donde tuvo que abortar cuatro puntos de partido contra Carlos Moyá en semifinales.

SE IMPONE LA GARRA Lo bueno que tiene el español es que una vez que despierta, su garra se impone. Y eso hizo que contra Simon salvara dos puntos de set cuando estaba 5-2 abajo, otro más con 5-3 y los tres últimos con 5-4, espectaculares los dos finales, con "aces" consecutivos.

De ese 5-2, Nadal pasó a dominar 7-5 y 4-0 (nueve juegos seguidos ganados) y regresó la normalidad, con su regularidad al frente y los fallos de Simon (48 en total). Pero al final el sopor se presentó de nuevo, y Nadal, más defensivo que de costumbre, necesitó cinco bolas de partido para lograr la victoria

"He salido con dudas, tenía incluso miedo de atacar su revés", reconoció Nadal, "y al final tenía que aguantar, aunque a lo mejor debía haber sido algo más agresivo", dijo el zurdo de Manacor que relató que no sabe la razón exacta pero también duerme demasiado en la habitación de su hotel. "Ayer por la tarde estuve dos horas durmiendo", dijo, "será la siesta australiana", exclamó, "y es extraño porque en Manacor nunca la hago".