Otro día gris, frío y húmedo, de los que no le gustan. Una pista mojada, pesada, sobre la que es dificil hacer girar la bola y darle efectos, como disfruta haciendo. Pero nada de eso impidió que Rafael Nadal ganará su 38º partido consecutivo en Barcelona y que hoy (16.00 horas, TVE-1), si la lluvia no lo impide, busque conquistar el octavo título en la central del Club de Tenis de Barcelona. En una hora y 12 minutos se deshizo del gigante canadiense Milos Raonic por 6-4 y 6-0. Su último obstáculo será Nicolás Almagro que, un poco más veloz que él, en 51 minutos, accedió a la final al vencer al alemán Philipp Kohlschreiber por 6-2 y 6-1.

La undécima final consecutiva que ganará un tenista español, en un torneo alterado este año por la lluvia que ayer obligó a jugar las semifinales a la misma hora, en pistas contiguas. Una en una central con más de 6.000 personas y otra en la pista 1 con apenas un centenar de aficionados. "Lo primero era salvar la jornada. Tenían que escoger entre Nico y Rafa, y Nico no tiene el tirón de Rafa, pero no me he sentido solo. Conmigo estaban mis amigos, mi familia y mi equipo", explicó Almagro tras una victoria contundente y expeditiva ante un rival que, en anteriores ocasiones, le había complicado la vida y con el que estaba 4-3 a favor en sus enfrentamientos.

Nadal tenía un rival más duro, a priori. Raonic, número 13 mundial, alcanzó las semifinales desde el punto de saque con 27 aces en el torneo (ayer hizo seis más), un 80% de efectividad con el primer servicio y 35 juegos de 36 ganados con su poderoso saque, capaz de lanzarlo casi siempre por encima de los 200 km/h.

No solo eso. Raonic empezó con las ideas muy claras Galo Blanco, su entrenador, le había preparado para el combate. El canadiense se adelantó 2-0. Pero el mallorquín se repuso del asedio con un par de restos magistrales para romperle el saque en el siguiente juego. Lo peor ya estaba hecho.