Rafael Nadal mostró de nuevo al suizo Roger Federer su poder en tierra batida al vencer al número uno del mundo en la final de Montecarlo por 6-2, 6-7 (2), 6-3 y 7-6 (5) para reeditar su éxito en el tercer Masters Series de la temporada.

Después de casi cuatro horas de dura lucha, Nadal se apuntó su segundo título del año. Con el de Dubai, donde también derrotó a Federer en la final, aumenta ya a catorce los éxito obtenidos durante su carrera, y apuntala así su puesta a punto hacia la defensa de la corona de Roland Garros.

SATISFACCION "No ha sido nada fácil porque ganar al número uno del mundo, cuando está en racha de juego es muy complicado", señaló Nadal, quien no tuvo reparos en admitir que esta había sido una semana mágica. "Es la mejor semana desde que he regresado de mi lesión", señaló después de igualar al austríaco Thomas Muster como vencedor en dos ocasiones consecutivas.

El balear bate registros. A sus 19 años, ha logrado en Montecarlo su victoria consecutiva número 42 sobre tierra batida. Se trata de la tercera racha victoriosa más larga de la historia. Por delante del español sólo están ya el argentino Guillermo Vilas, que logró 53 triunfos seguidos, y el sueco Bjorn Borg, que hizo 46.

El mallorquín se le atraganta a Federer, que en los cinco enfrentamientos que han protagonizado sólo ha ganado en una ocasión, en Miami el pasado año.

Este año, las dos únicas derrotas que ha encajado el número uno del mundo han sido ante el español. La primera en el torneo de Dubai, en pista rápida. La segunda, ésta, sobre arcilla.

A Nadal le bastaron 42 minutos para sentenciar el primer set por 6-2. Los errores no forzados del número uno del mundo (24 por 9 del español) fueron claves.

La calidad de Federer salió a relucir a partir de la segunda manga. Su servicio fue mucho más preciso y continuado, y además comenzó a acercarse a la red con mayor asiduidad. El español desperdició una bola de ruptura en el décimo juego, que le hubiese supuesto el 6-4. Federer no sólo superó uno de los momentos más comprometidos de esta final sino que dio un vuelco al set situándose con ventaja de 6-5. Nadal acabó forzando el desempate, en el que se impuso (7-2).

La tercera manga comenzó con un Nadal dubitativo que, no obstante, se mantuvo a la defensiva y, desde el fondo de la pista. logró pasar el bache arrebatando a Federer el saque que le había hecho en el segundo juego. Rompió el balear en el octavo. Y, de nuevo se puso con el saque de cara para cerrar el parcial. No erró Nadal, desechado de la tensión que le embargó en el segundo. Y acortó el camino hacia el triunfo (6-3).

Nada podía frenar ya al español. Rompió los dos saques iniciales de Federer y puso el 3-0 de su lado, pero esta ventaja no fue suficiente. Federer ganó cuatro juegos consecutivos para sembrar de dudas al español que necesitó echarse para atrás y subir aún mas la bola para provocar el segundo desempate. Federer llegó a dominar por 4-2 ese tie-break al cambio pero el mejor Nadal salió en ese instante para ganar cinco de los seis puntos siguientes.