Rafael Nadal y Roger Federer fueron los últimos en abandonar el Centenial Center de Shanghái donde se realizó ayer la presentación de los jugadores de la Copa Masters. Las mesas en las que ofrecieron las entrevistas a la prensa, cada uno en una punta del inmenso pasillo del edificio situado a la orilla del rio Guangpu, se convirtieron en el centro de atracción desde que los dos tenistas tomaron asiento, impecablemente vestidos con un traje tradicional chino y una rosa en el ojal de su chaqueta, hasta que se levantaron de la silla. La posibilidad de un sexto duelo entre Nadal y Federer vuelve a marcar el interés de un torneo, a pesar de que en él participan los ocho mejores de la temporada.

El enfrentamiento entre los dos mejores jugadores del mundo, de todas formas, no se produciría al menos hasta semifinales ya que en la primera fase del torneo ambos la disputarán en distintos grupos. Quizás por eso Nadal, que no debutará hasta mañana ante Blake, quitó importancia a un nuevo duelo con el tenista suizo.

"De momento esa opción es muy lejana. Mi guerra no es esta. Ahora mismo firmaría con llegar a semifinales", valoró el tenista manacorense que está en pleno proceso de transformación de su juego. Un trabajo que inició tras el Abierto de EEUU y con el que pretende, dice, "mejorar el saque y ser más agresivo con mi juego". Está bien físicamente, no tiene molestias físicas en la zona que se lesionó, aunque la precaución es máxima.

La Copa Masters también es "un premio adelantado" para Tommy Robredo que no cerró su clasificación hasta el último momento y tras hacer "un tremendo esfuerzo".