A Rafael Nadal le sobraba el partido de ayer aunque evitó confesarlo. El austriaco Jurgen Melzer, su penúltimo rival, solo era el obstáculo que le faltaba superar para llegar por quinta vez a la final de Roland Garros en seis participaciones. Y eso se apreció en la pista. Se impuso con rotundidad por 6-2, 6-3 y 7-5 en 2 horas y 9 minutos pero acabó jugando ansioso antes de rematar el trabajo por el que está en París.

La reconquista de una corona que el año pasado le quitó de la cabeza Robin Soderling, el tenista sueco que le derrotó en octavos de final y al que volverá a enfrentarse mañana domingo (15.00, TVE) después de que también lograra su pase a la final por segundo año consecutivo tras vence en un maratoniano duelo al checo Tomas Berdych por 6-3, 3-6, 5-7, 6-3 y 6-3.

Nadal se siente preparado para luchar por la Copa de los Mosqueteros de nuevo.

"Ha sido la mejor temporada de mi vida en tierra", aseguraba feliz después de sumar su 21 victorias consecutivas en una espectacular racha en la que ha llegado a la final de Roland Garros sin ceder un set en el torneo y tras conquistar los títulos en Montecarlo, Roma y Madrid. El número 2 del mundo, que podría recuperar el primer puesto del ranking si consigue victoria ante Soderling, se siente listo para el reto final.

SIGNOS DE ANSIEDAD Ante Melzer a pesar de su contundente victoria dio algunos signos de ansiedad que habrían podido costarle caros ante un rival más complicado. El partido que parecía más un entrenamiento intenso que una semifinal de un Grand Slam hasta el 5-3 del tercer set, se le acabó complicando y no pudo resolverlo hasta el tie break. Durante 10 minutos, Melzer, que no tenía nada que perder, le hizo cambiar su gesto distendido y relajado.

"He jugado perfecto los dos primeros sets, creo que mi mejor tenis en todo el torneo. Largo, agresivo, sacando bien pero al final los nervios por ganar el partido me han hecho cometer varios errores. Ha sido una lástima no haber ganado el tercero 6-3", admitía. Todo el buen juego que había demostrado se borró por unos instantes al ceder su saque con 0-40 y una doble falta y tampoco mejoró demasiado en el tie break donde volvió a cometer otra doble falta aunque se lo apuntó porque Melzer tampoco estuvo demasiado acertado. Por algunos instantes la pista central se encendió para animar al austriaco y hacerle la ola.

Melzer lo intentó todo, subir a la red incluso con el segundo servicio, dejadas (su golpe preferido), pero su rocoso juego de fondo, que sirvió para ganar el partido de su vida contra el serbio Djokovic en cuartos, tras remontar dos sets y un 2-0 en contra , no le sirvió en esta ocasión.

Soderling no será Melzer el domingo y Nadal es el primero en saberlo. Los 10 minutos finales de ayer le servirán de lección. A Nadal le espera en la central de Roland Garros un rival que no quería. ±Habría preferido a Berdych, porque le he ganado la última vezO, aseguraba. El recuerdo de la última derrota en París. Por eso evitaba ningún tipo de optimismo ayer.