Un día antes de su 32º aniversario, Rafael Nadal se regaló, un año más, el pase a los octavos de final de Roland Garros, en este caso venciendo a Richard Gasquet por 6-3, 6-2 y 6-2. Otra victoria contundente, sin perder un set, y ya lleva 34 consecutivos desde que cedió el último en París en el 2015 ante Novak Djokovic. Si mantiene el ritmo, puede superar el récord de un tal Bjorn Borg que sumó 41 entre 1979 y 1981.

Si la tierra tembló fue con la exhibición de Nadal. La salida del número 1 mundial fue contundente. Tres juegos en blanco hasta que Gasquet logró el primer punto a los nueve minutos de juego. «¡Richard, Richard!», animaba el público a su compatriota cada vez que anotaba un punto y se desataba la euforia cuando apuntó su primer juego y otros dos seguidos (5-3). Fue el momento en que más cerca estuvo en el marcador. Nadal cortó la racha y la ilusión de los espectadores que llenaban la central para apuntarse el primer set.

«Lo siento por Richard, es mi amigo, una gran persona, le aprecio mucho pero así es el deporte», se excusó el número 1 mundial, que en la pista aplaudió la salida de Gasquet. El tenista francés encajó con resignación el resultado. «Su golpe de revés tiene una intensidad monstruosa pero lo peor para mí es su derecha que cuando le pega va directa a mi hombro», se excusaba el francés que se pasó el partido saltando para devolver las bolas.

El próximo en sentir lo mismo será el alemán Maximilian Marterer, un zurdo de 22 años y 70º del mundo, que alcanzó por primera vez los octavos de final de un Grand Slam tras vencer al estonio Jurgen Zoop, que venía de la previa, por 6-2, 6-1 y 6-4.

MUGURUZA, TAMBIÉN LANZADA / También estuvo contundente sobre la pista Garbiñe Muguruza, que se deshizo de la veterana Samantha Stosur por 6-0 y 6-2 en poco más de una hora, para acceder a los octavos de final. La hispanovenezolana, que pisó por fin la central Philippe Chatrier, en la que aún no había jugado pese a ser la campeona del 2016, no dio opción a una rival a la que, el año que ganó el título, eliminó en semifinales. «He hecho un partido muy bueno y he sabido controlarlo desde la primera bola», decía Muguruza, que ya solo piensa en Tsurenko, au próxima rival, ucraniana número 40 del mundo.

El día no fue tan favorable para Albert Ramos, que también aspiraba a entrar en octavos. El tenista de Mataró llegó el año pasado hasta los cuartos pero ayer se cruzó con un duro adversario como el argentino Juan Martín del Potro, sexto del mundo, que le eliminó por 7-5, 6-4 y 6-1. Ramos mantuvo el pulso en los dos primeros sets. Incluso fue el primero en hacer break en el octavo juego, pero Del Potro reaccionó y acabó imponiendo su pegada.