Cinco juegos y 2 horas y 14 minutos necesitó Rafael Nadal para abrir las puertas de la Phlippe Chatrier otra vez mañana (15.00, DMAX en abierto). La ‘undécima’ Copa de los Mosqueteros ya está en su objetivo. Nada pudo hacer Juan Martín Del Potro para evitarlo. Nadal fue un rodillo: 6-4, 6-1 y 6-2. Está en su tierra. En su territorio preferido y dispuesto a defender un título que ha ganado en 10 ocasiones. Del Potro lo sabía antes de entrar en la pista y lo sufrió hasta marcharse.

«Nadie sabe como ganarle un set a Nadal», había dicho en París el argentino. Lo hizo su compatriota Diego Schwartzman, en la ronda anterior, pero para lograrlo tuvo que correr lo que nunca correrá Del Potro y aprovechar las condiciones pesadas de la pista en un día lluvioso y húmedo. Ninguna de esas circunstancias se produjeron. De nada le sirvió al gigante de Tandil (1,98 metros) su demoledor servicio por encima de los 200 km/h y esa poderosa derecha con la que puede dejar KO a cualquier rival. Esas armas eran imprescindibles para intentar lo imposible pero Nadal las fulminó como si fueran de gelatina.

SEIS ‘BREAK POINTS PERDIDOS / Solo en el primer set el tenista argentino se mostró preparado para darle batalla. Después se paseó de un lado al otro de la pista con más ganas de salir del infierno que de plantar cara. Del Potro tuvo sus pocas opciones en el primer set en el que desperdició seis break points. Tres en el tercer juego (0-40) y otras tres en el noveno. No pudo concretar ni uno. Un par de dejadas geniales de Nadal y otros errores inocentes de Del Potro, desvanecieron las ilusiones del tenista argentino que se jugó su suerte a cañonazos, consciente de que era su única posibilidad.

Si Del Potro confiaba en sus opciones de sorprender a Nadal, supo que se habían esfumado. El argentino aún tuvo otro ‘break point’, el séptimo que también desaprovechó, pero antes ya había cedido el saque por segunda vez (2-0). Nadal ya estaba lanzado y solo le dejó ganar tres juegos más para alcanzar la final.

«Me machacó. Está muy fuerte, fresco física y mentalmente. Todo le sale perfecto jugando en su tierra», adelantó Del Potro tras la derrota. El argentino estaba feliz de haber llegado a las semifinales de Roland Garros y de poder seguir jugando al tenis tras sus operaciones de muñeca. Del número 1.042 del mundo en el que estaba en el 2016 este lunes aparecerá en el número 4. París no era su batalla.

THIEM TIENE UN PLAN / Si lo será para Dominic Thiem. El austriaco ha ganado los dos últimos partidos sobre tierra a Nadal. Ha sido el único en conseguirlo. El año pasado en Roma y este, hace unas semanas en Madrid (6-4, 6-4). Ayer sufrió más de lo que se esperaba para deshacerse del sorprendente italiano Marco Cecchinato al que se impuso por 7-5, 7-6 (12-10) y 6-1. Pero tras conseguirlo aseguró que tenía «un plan» para jugar contra Nadal.

El español está donde quería estar cuando aterrizó en Paris. Se siente fuerte y listo para la última batalla. De momento ayer quería saborear su triunfo. «Estar 11 veces en la final es para estar contento. Quizás parece lógico , pero no lo es. No quiero ser arrogante pero hay que valorar las cosas».