El español Rafael Nadal firmó otro partido épico, uno más que añadir a una carrera plagada de hazañas, para remontar, después de cuatro horas de lucha, el enfrentamiento ante el serbio Novak Djokovic, (3-6, 7-6(5) y 7-6(9), que éste tuvo en su poder con tres puntos de partido insuficientes para rematar al número uno del mundo cuando estaba contra las cuerdas.

El español se verá en la final Roger Federer, que se impuso sin problemas al argentino Juan Martín del Potro (6-3, 6-4). Así, la Caja Mágica de Madrid vivirá en su estreno la final soñada, la que más se ha repetido en el circuito ATP en los últimos años.

PRUEBA DE FUEGO Nadal salió airoso de otro trance. De otra prueba de fuego. Reforzado, de paso, para Roland Garros. El gran acontecimiento sobre arcilla, el hábitat natural del tenista balear, que acumula con este triunfo en la Caja Mágica 33 victorias seguidas sobre arcilla. Más de un año. Desde que cayó el 7 de mayo del pasado año frente a su compatriota Juan Carlos Ferrero en el Masters Series de Roma.

El tenista español puede convertirse en el primer jugador de la historia del torneo de Madrid en lograr dos títulos si se impone en la final de hoy a Roger Federer. Ya conquistó el trofeo en el 2005. En otro capítulo memorable de su historial. Cuando remontó dos sets en contra ante el croata Ivan Ljubicic. Entonces en pista cubierta. En superficie dura.

El triunfo de ayer solidifica la condición del amo de la arcilla. Salió airoso de la prueba a la que le sometió el serbio Djokovic, el mejor del curso en esta superficie después del español. Antes del duelo que quedará impregnado entre las paredes de la flamante pista Manolo Santana de la Caja Mágica, el jugador de Belgrado, que cayó del tercer al cuarto puesto del mundo el pasado lunes, había sido el único capaz en arrebatarle un set.

Fue un partido agónico, en el que ambos necesitaron de los masajes del fisioterapeuta. Pero fue peor para el español, al que se veía sin fuerzas, descentrado. Pero no dejó de empujar. Perdió la primera manga, sudó para ganar la segunda y en la tercera y definitiva levantó tres bolas de partido. Tras esto, está confirmado: es el rey de la tierra batida.