Hace bien Rafael Nadal en buscar la balsámica tierra batida para sus maltrechas rodillas. El supercampeón del tenis ha regresado ya a Mallorca, tras renunciar al torneo de Miami, para descansar, recuperarse de sus recurrentes molestias y encarar su tradicional gira europea sobre arcilla, donde a partir del próximo 14 de abril, en Montecarlo, buscará encadenar su tradicional racha de victorias, persiguiendo su 12º título tanto en la capital monegasca como en Barcelona y Roland Garros (París).

La tierra batida es mucho menos hiriente para sus articulaciones que las pistas duras, donde transcurre buena parte de la temporada, y que están resultando un auténtico calvario para el tenista manacorense, hasta el punto de que solo ha sido capaz de acabar tres torneos en este tipo de superficie desde finales del 2017. Desde su derrota en la final de Shanghái ante el suizo Roger Federer, el 15 de octubre de aquel año, ha encadenado renuncias y retiradas.

Del total de 22 torneos que podía haber disputado desde entonces, se ha perdido 19. En los tres restantes, ganó la final de Toronto 2018 ante el griego Stefanos Tsitsipas, cayó en la final del Abierto de Australia del 2019, avasallado por Novak Djokovic en tres sets, y perdió este mes de marzo en su segundo partido en Acapulco ante el australiano Nick Kyrgios.

Nadal, cariacontecido, dando explicaciones en Indian Wells. / YONG TECK LIM (AFP)

RETIRADAS Y RENUNCIAS

Pero la tónica general del último año y medio sobre este tipo de pistas son las retiradas o, directamente, las renuncias. La mala racha comenzó en el torneo 'indoor' de Paris-Bercy del 2017, cuando Nadal renunció a jugar ante Filip Krajinovic. Luego, en el Masters de Londres, solo pudo actuar un día, ante el belga David Goffin. El 2018 comenzó con la retirada en cuartos de final del Abierto de Australia ante el croata Marin Cilic, y prosiguió con otra dolorosa renuncia de Grand Slam, con la retirada en las semifinales del Abierto de EEUU frente al argentino Juan Martín del Potro. Esta pasada semana, la racha prosiguió con la imposibilidad de afrontar en condiciones las exigentes semifinales de Indian Wells ante Federer.

"He calentado y he sentido que mis rodillas no estaba lo bastante bien como para competir al nivel que exigen estas semifinales", explicó Nadal en una triste rueda de prensa. "Es duro para mí aceptar todas estas cosas que están pasando en mi carrera, pero la vida y el tenis también me han dado grandes cosas. No me puedo quejar", añadió. La rodilla derecha comenzó a molestar a Nadal en el segundo set de los cuartos de final ante el ruso Karen Khachanov, y ya no se pudo recuperar a tiempo.

NÚMERO 2, PESE A TODO

"El dolor siempre está ahí. Algunos momentos son mejores y otros peores, pero es algo que me limita para entrenar y jugar lo que quisiera", explicó Nadal, que desde hace tiempo aparece intermitentemante con un vendaje compresivo bajo el tendón rotuliano de la rodilla derecha, la que más problemas le produce.

El tiempo y el desgaste en las articulaciones de las piernas han lastrado el rendimiento del jugador mallorquín, que debe sacar el máximo partido a los pocos torneos que puede completar. En el 2018, Nadal solo jugó nueve torneos, pudo acabar siete y ganó cinco (cuatro en tierra). "Me siento en desventaja con mis rivales", ha llegado a decir el español, que a pesar de todo el pasado lunes apareció en el número 2 del ránking mundial, a poco más de 2.000 puntos del serbio Novak Djokovic.