Los organizadores del Abierto de Estados Unidos ayer no hicieron sonar en los altavoces del Arthur Ashe Matador, la canción que suelen colocar como banda sonora cuando salta a las pistas Rafael Nadal, campeón en Flushing Meadows en 2010. Aunque se ha vuelto una tonada cansina, ayer habría sido apropiada. El 12 veces campeón de Grand Slam salió a la central de Flushing Meadows bestial, embistiendo y dejando sin ninguna opción a Tommy Robredo. Sin compasión, si no perfecto sí rozando la perfección, se llevó en 22 minutos el primer set en blanco, dejando al de Hostalric conseguir meros cinco puntos. En los siguientes 68 minutos completó la faena. Y en una hora y 40 minutos, con un demoledor 6-0, 6-2 y 6-2, Nadal volvió a colocarse en la semifinal del último grande del año, donde esta vez se medirá, el sábado, a Richard Gasquet.

Como reconoció Robredo, que dos días antes había ganado en solo tres sets a Roger Federer en un partido que le llenó de confianza, frente a Nadal ayer “no hubo nada que hacer. Fue demasiado bueno”. A su falta de concentración inicial le respondió la máquina Nadal. Cometió errores. Y, como admitía también, “si te equivocas el monstruo se hace más monstruo”.

A pie de pista Nadal confesó haber jugado el mejor partido hasta la fecha en el torneo. Y luego en la sala de prensa profundizó en ese análisis, identificando el espectacular primer set como “el camino a seguir”. “Hice todo lo que se espera que hagas bien: estoy contento con cómo me moví en la pista, muy contento con la derecha y especialmente con mi revés”, explicó el campeón, apuntando al control de la pista, a la precisión de los golpes y, sobre todo, al nivel de agresividad que tuvo en esos 22 minutos. No esperaba poder jugar a ese nivel”, aseguró, marcándose en esa capacidad de ataque y determinación su meta.

Superioridad estratosférica

La superioridad de su juego, la distancia estratosférica a la que se encuentra de la inmensa mayoría del resto de jugadores, ha sido evidente en todo el torneo. En los cinco partidos que ha disputado hasta ahora en Nueva York Nadal no ha cedido ni una vez su servicio. Y llega como indiscutible favorito ante Gasquet, un jugador al que ha ganado en sus 10 encuentros profesionales y que, pese a estar noveno en la clasificación mundial, no alcanzaba una semifinal desde hacía seis años.

Solo cuando los dos tenían 13 años el francés pudo ganarle en un torneo, Les Petits As, una competición para adolescentes que los dos recordaron ayer con cariño y con bromas. “Richard es uno de los jugadores a los que me siento más cercano, siempre hemos tenido buena sintonía”, aseguraba Nadal.

Hoy, mientras, los otros tenistas aún en cuartos de final disputan sus partidos. Novak Djokovic, número uno del mundo y campeón en 2011, se mide a Mijail Youzhny; y Andy Murray, que se alzó con el título el año pasado, se busca un espacio en la semifinal en un duelo con Stanislas Wawrinka.