Vincenzo Nibali no era el del sábado, el corredor que, al frente de la general, llegó prácticamente sonriendo a la meta de La Gallina mientras todos sus rivales apenas podían respirar. Pero Purito Rodríguez, que atacó tres veces, no muerde como el año pasado. Alejandro Valverde mucho hizo después del susto, casi una hipotermia, que sufrió en Andorra. Y hasta Chris Horner pareció que por una vez la edad que figura en su pasaporte, 41 años, le jugaba una mala pasada. ¡Están agotados! Y todavía queda hoy el postre de los Pirineos, en la estación de esquí de Formigal, con la última pared --un postre demasiado indigesto-- de la cordillera.

Purito y Valverde corrieron ayer por los montes patentados por el Tour (Balés, Peyresourde y Peyragudes) más con el corazón que con las piernas. Y por un día Nibali se fijó más que otras veces en los kilómetros que faltaban para llegar a meta. ¿Defraudó la etapa reina? Posiblemente resultó menos espectacular de lo que se esperaba porque todos corrieron bajo el impacto de la lluvia y el frío de Andorra y porque ayer el día tampoco ayudó. Por el Cantó se pasó con niebla, en La Bonaigua les llovió, en Balés descendió la temperatura, en el Peyresourde volvió el agua y en la meta de Peyragudes, aunque salió el sol tímidamente, estar parado a la intemperie sin ropa de abrigo era una invitación a un resfriado.

Ganó un desconocido, un actor de reparto, al menos un francés, para contentar a sus paisanos el día que la Vuelta se transformó en Tour, como homenaje a las 100 ediciones de la grande boucle que se cumplieron en julio, ante los ojos de Christian Prudhomme, el director de la ronda francesa, que entregó los premios en el podio. Sí, en los Pirineos franceses, Alexandre Geniez logró su primer gran triunfo profesional, en una etapa que recorrió Andorra, Catalunya y Francia.

Nadie consiguió atacar a Nibali desde lejos. Los buenos, los mejores, los que ocupan las posiciones de honor se quedaron solos. Ellos tienen un punto más de fuerza que el resto, pero sin el espíritu necesario para que ayer alguien hubiera puesto la Vuelta patas arribas.

LA IMPROVISACION Y si es verdad que en ciclismo se improvisa, que etapas llamadas a ser secundarias pasan a la historia --recuérdese lo que ocurrió hace un año en Fuente Dé con el letal ataque de Contador a Purito-- Nibali tiene, por ahora, muy amarrada la Vuelta cuando faltan como etapas complicadas la de hoy en el Pirineo aragonés, la de Peña Cabarga y el capítulo final en el Angliru, el sábado que viene, a un día de Madrid.

"Cualquier cosa puede pasar aún pero los días de fatiga y los esfuerzos se van acumulando", palabra de Nibali, que ayer respiró tranquilo. Y hoy más, en Formigal.