Se ha subido al tren de la segunda aventura del Al-Qazeres en la Liga Femenina casi en el último momento, con la intriga y la motivación de un contrato temporal cuya renovación tendrá que ganarse mes a mes a criterio del club. Sin embargo, no parece que eso vaya a arrugar a Irena Vrancic en su primer desafío en España a los 26 años. La base bosnia, de una amplia experiencia, espera ansiosa el debut oficial con el resto de sus compañeras mañana ante el Gernika (pabellón Serrano Macayo, 20.30 horas).

Nada debe dar miedo a una chica cuya infancia transcurrió en un país abiertamente en guerra como Bosnia. Desde 1992, cuando ella tenía solo dos años, a 1995, el nuevo estado se vio implicado en varios conflictos bélicos para asegurar su independencia.

«Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Ahora somos un país diferente. La gente puede pensar que crecer en un sitio que ha venido de una guerra tan dura es más difícil, pero la situación se normalizó a los pocos años», cuenta, con seriedad, pero sin dramatismos. No se atisba un trauma ahí. «Lo más difícil fue integrar a las diferentes pueblos que tenemos allí, pero ahora está todo bien», añade. Con el tiempo llegó a vestir la camiseta de la selección bosnia a nivel absoluto.

A por la renovación

Su reto está en España, un país que ha pisado por primera vez ahora. Sus sensaciones son positivas, sin que le importe aparentemente tener que pelear la continuidad en cada partido y en cada entrenamiento, compartiendo posición con una jugadora de tanto peso específico como la portuguesa Carla Nascimento. «Llevo aquí muy poco tiempo, apenas una semana, y todavía estoy conociendo a mis compañeras, pero me siento bien. Todo el mundo me está tratando fenomenal. Son buenas chicas, así como los entrenadores. De la ciudad no conozco mucho todavía, pero ya he visto que es hermosa», opina.

Vrancic se muestra como un jugadora de perfil muy adaptable. «Espero dar lo mejor de mí misma para el equipo, hacer caso a lo que me pidan los entrenadores, estar a lo que necesiten», sostiene.

Por descontado, le gustaría continuar durante toda la temporada, «haciendo lo suficiente para poder prolongar el contrato. Todavía es pronto para saber si podré conseguirlo».

De su aterrizaje a nivel personal dependerá parte de su rendimiento deportivo, que en los amistosos que ha disputado ha gustado al cuerpo técnico. Cuenta con la ayuda de otra jugadora de origen balcánico, la pívot Duby Dacic, y la consabida facilidad de los exyugoslavos de aprender fácilmente el idioma. «A mí también se me da bien eso. Me encanta este país y espero estar el tiempo suficiente como aprender a hablar español», apostilla. H