Mientras exprime al máximo cada instante con su familia (en todas las crisis puede haber algo positivo), Alfonso Abreu, presidente del Diocesano, espera tranquilo la decisión de la federación sobre el desenlace de la temporada en Tercera con la certeza de que ninguna resolución va a ser justa. Solo jugar todas las jornadas que restan lo sería, pero esa opción está prácticamente descartada.

«Todos somos partidarios de que se reanude la liga, sería lo mejor, pero estamos viendo que es imposible. No sabemos cuándo va a terminar este virus y, antes que poner en peligro a nuestra gente, es mejor terminar», indica Abreu.

Para el conjunto colegial estaba siendo su mejor temporada desde su debut en Tercera y, tras enfrentarse prácticamente a todos los gallitos del grupo (le faltaba el Villanovense, en la última jornada, al que había goleado 5-1 en la primera vuelta), tenía un atractivo calendario ante los rivales de ‘su’ liga. «Nosotros también podemos pensar que podíamos haber acabado más arriba», dice el dirigente colegial para remarcar su afirmación de que «justo no va a haber nada para nadie».

«Quedan demasiadas jornadas, diez, no se puede jugar», insiste. La única opción, añade, sería alargar esta temporada lo que fuera necesario y ajustar la siguiente, disputando partidos incluso en verano, una probabilidad a la que hubiesen estado dispuestos. El Dioce tampoco hubiera puesto obstáculos a jugar sin público, aunque seguro de que es perder un poco la esencia del deporte, sobre todo para los equipos con cosas importantes (ascensos y descensos) en juego.

Posible ascenso del campeón

Para la resolución de la Tercera, si se opta por la fórmula del ascenso directo del campeón de grupo, Abreu tiene claro que «lo más justo sería que se hiciera con los de la primera vuelta porque ahí nos hemos enfrentado todos contra todos, no debería ser con lo que hay ahora». Con esa fórmula el campeón sería el Cacereño en vez del Villanovense. Si hay un play off exprés, «se puede jugar tanto con los de la primera vuelta como con los que hay ahora».

La interrupción de la temporada causará un gran perjuicio económico a muchos clubs, algo que será menor en el Diocesano, cuenta Abreu, «porque nuestro presupuesto no depende demasiado de las taquillas y de ingresos del bar, como pasa en otros casos. Nuestras consecuencias para este año son mínimas, aunque entiendo que para otros vaya a ser duro».

Donde sí puede haber más dificultades es para el próximo ejercicio, en el que Abreu teme que se puedan resentir las ayudas de las administraciones públicas. «Con el gran gasto que están haciendo ahora no sabemos qué nos podrá llegar. Ahí es dónde vamos a tener que trabajar mucho porque la incertidumbre es muy grande».

En cuanto a la cantera, el Dioce es un club eminentemente de base, sus cuotas son siempre muy ajustadas, por lo que tampoco cree que se resientan. Tendrán que adoptar las medidas que sean necesarias para garantizar la salud cuando arranque la próxima campaña, pues está se da ya por finalizada.

Y mientras esperan una resolución, los jugadores del Dioce siguen preparándose en sus casas. «De momento no aventuramos nada hasta que tengamos indicaciones de la federación. Cuando esto ocurra (mañana puede haber novedades importantes) nos reuniremos y veremos qué hacemos y las medidas que adoptamos con los jugadores», cuenta Abreu, que mantiene en la medida de lo posible la actividad en su empresa (Construcciones Abreu), alternándolo con ‘tiempo de calidad’ con su esposa e hijos. «Estamos haciendo muchas cosas junto que antes por trabajo no podíamos», añade el dirigente colegial.