302 son los goles que David Murciego, ‘Murci’ (León, 24 de mayo de 1986), ha marcado en su larga trayectoria en Tercera División. Eso sí, las cuentas no le fallan, dice. 302 oficiales y en liga o fase de ascenso, sin tener en cuenta esos que mueren en las actas arbitrales. Esta temporada van dos de este tipo. El primero en Llerena (se lo apuntaron a Carlos Andújar). El segundo el domingo en Pinilla, oficialmente en propia puerta de Valentín, central del Diocesano. «Es la típica jugada que tú rematas y el defensa, al intentar despejar, la mete, pero ya iba para dentro», explica el ‘9’ del Cacereño, que oficialmente lleva esa misma cifra de goles: 9. «Un delantero vive de los goles y que no te sumen uno fastidia», reconoce distendidamente.

No es más que una anécdota para Murci, que ha vuelto para seguir ayudando al Cacereño. A finales de octubre una lesión en el sóleo le impidió jugar durante cinco partidos. En diciembre, una recaída le apartó otros tres, más los dos de Copa. Pero ya está recuperado y con la misma hambre de gol de siempre. Lo demostró el domingo pasado, cuando le bastaron seis minutos para marcar el tanto de la victoria final.

«No me pongo una cifra, pero siempre que salgo al campo en lo único que pienso es marcar». Así no le ha ido mal en su trayectoria, desarrollada casi íntegramente en Tercera División. En la Cultural Leonesa, el equipo en el que se formó, llegó a debutar en Segunda B «con 17 o 18 años». Después, aunque ha tenido ofertas de equipos de bronce, «de la zona media baja», ha optado por proyectos ambiciosos de Tercera. «Quizás lo tenía que haber intentado», añade él, que ha optado por ser cabeza de ratón en lugar de cola de león.

Se ve a sí mismo como un 9 puro, de los de la vieja usanza, de los que ya no quedan. «Siempre me han gustado los rematadores, los jugadores de área, los que buscan el gol constantemente». Su ídolo de juventud fue Ronaldo, «el gordito», aunque recuerda que estando en la Cultu se fijaba también en Paulino, que acabó su carrera en el Villanovense, rival esta domingo del Cacereño. «Es un partido más, pero es muy importante», indica el leonés, que recuerda que fue la victoria en Villanueva de la Serena la que les dio un «chute de confianza» para dejar atrás los fantasmas de las primeras jornadas. ¿Qué cambió? «La confianza, creer en nosotros mismos», dice él, que apunta a una nueva fase de ascenso. Y lleva ya más de una docena.