Periodista

Lo peor del deporte es la dramatización que se instrumenta a su alrededor en muchas más ocasiones de las deseables. En el derbi cacereño de baloncesto, que en la historia no ha tenido tantos ingredientes pasionales como el del domingo, también. Un club, el Cáceres, se obsesiona por justificar los precios (18 euros la entrada más cara) y otro, el Plasencia, a través de parte de su afición, protesta por verlos abusivos. No es cuestión, insisto, de dramatizar: el Plasencia puso un precio de 10 euros para el partido no oficial de Copa de Extremadura del verano pasado y nadie dijo nada. Los partidos del Cacereño, de Segunda B, cuestan 16. No nos perdamos en el detalle. Disfrutemos del espectáculo.