No todo el mundo puede resumir su trayectoria con las palabras de Julio César: ´Llegué, vi, vencí´. Pep Guardiola, sí. Pero no ha sido fácil para el técnico azulgrana. En las dos últimas temporadas, varios exfutbolistas de enorme palmarés y fama mundial se han atrevido a probar un salto mortal poniéndose al frente de los mejores equipos de Europa, para descubrir que era un salto sin red.

La Juventus ha sido el último equipo en fracasar en su intento de imitar al Barça. La temporada pasada, cuando el club azulgrana tenía atada la Liga y se había clasificado por las finales de la Copa y la Champions, el club turinés decidió finiquitar a Claudio Ranieri ante la posibilidad de perder la plaza europea y a falta de dos jornadas puso en el banquillo a una de sus leyendas: Ciro Ferrara (Nápoles, 1967).

El exdefensa, retirado en el 2005 tras triunfar en el Nápoles de Maradona y en la Juve de los 90, se estrenaba como técnico tras haber sido ayudante de Marcelo Lippi en la selección. Logró mantener la tercera plaza, pero esta temporada nada le salió: cayó en la primera fase de la Champions, perdió comba en el calcio tras una racha desastrosa y tras caer en la Copa ante el Fiorentina, la Juve le relevó por un clásico como Zaccheroni.

Más o menos lo que hizo el Bayern de Múnich. El mismo día que Pep Guardiola tomaba las riendas del Barça, Jürgen Klinsmann (Göppingen, 1964) se hacía cargo del conjunto bávaro. Si Pep se había fogueado un año en el filial, Klinsmann había empezado a lo grande, dirigiendo a la selección alemana en el Mundial del 2006. Pero el Bayern era su primera experiencia en un club y no acabó la temporada.

La goleada del Barça en los cuartos de la Champions y una serie de malos resultados en la Bundesliga le condenaron. El equipo más rico del país no podía permitirse ser tercero en un torneo comandado por el Wolfsburgo. El retirado Jupp Heynckes acabó el curso y se ató después a Louis van Gaal.

Holanda también se cobró un joven cadáver. El enorme palmarés como jugador de Marco van Basten (Utrecht, 1964) no le valió para acabar la temporada en el Ajax. Tras una turbulenta etapa al frente de la selección, se hizo cargo del club que le vio crecer, pero en el banquillo no le fueron tan bien las cosas. A falta de una jornada, sin opciones de meterse en Champions, Van Basten dimitió.

Un superviviente

Solo existe un superviviente de esta generación iniciada por Guardiola (¿o quizá por Laurent Blanc un año antes en Burdeos?) entre los grandes de Europa. Leonardo (Niterói, 1969), campeón mundial con Brasil y con el propio Milan, se hizo cargo del equipo sustituyendo a Carlo Ancelotti.

Tras un inicio complicado, la victoria en el Bernabéu y un aparente resurgir de Ronaldo acallaron los rumores sobre el regreso de Van Basten, pero todo ha vuelto a cambiar. La derrota ante el Manchester del martes le ha hecho daño.