Seguro de sí mismo, el entrenador del Cáceres cree que la coyuntura negativa del club tiene solución, al menos en lo que a él concierne: lo estrictamente deportivo. Ilusionado, no deja sin embargo de ver la realidad y asumir que lo extradeportivo influye en la cancha. Manuel Hussein (21-10-62, Las Palmas) cree que es posible doblar el número de victorias de la primera vuelta y lograr la permanencia. El técnico canario, aun así, asegura que Thomas era el mejor jugador que podría tener a sus órdenes.

¿Imaginaba encontrarse con esta situación cuando fichó por el Cáceres?

--Conocía la dificultad que entrañaba el proyecto, sobre todo porque sabía que existían problemas económicos, pero según ha pasado el tiempo la situación se ha desarrollado de una manera incluso sorprendente. Pero no esperaba atravesar algunas de las dificultades por las que hemos pasado. Algunas cuestiones han sido hasta un poco rocambolescas, pero cuando te embarcas en un proyecto tienes que ser consecuente hasta el final.

¿De qué manera afectan los problemas económicos en el plano deportivo?

--En un primer momento, lo económico no dejaba de ser algo puntual. Es normal que en un momento determinado haya retrasos en los clubs, especialmente en aquellos cuyos mayores ingresos dependen de las instituciones. Con el tiempo, esto ha influido y así ha sido en los últimos acontecimientos, como la marcha de Deon Thomas. Decir que no influye a la plantilla es faltar a la realidad. Nos hemos quedado desguarnecidos de un hombre importante. No sé por cuanto tiempo es soportable esto. Pero, con todos los problemas que hemos tenido, todavía existe armonía y el grupo sigue unido. Eso es lo más importante.

¿No tiene la impresión de que este Cáceres es mejor de lo que está demostrando?

--Sí. Pero en mi caso no es una impresión, es una certeza a la que he llegado después de todos estos meses. Armonía y estabilidad es lo que nos ha faltado durante este tiempo. Hemos estado asolados y desolados por los problemas de lesiones y llevamos medio año jugando con un americano. Y para un club como el nuestro que lucha por la supervivencia supone dar mucha ventaja a los demás. Confío en que todo se regularice en la segunda vuelta y no dejar que la esperanza se muera antes que nosotros.

¿Cree que se puede incluso alcanzar a algunos de los rivales que se encuentran con tres victorias por encima?

--No me planteo la situación como una circustancia comparativa. Sólo miro lo que podemos hacer nosotros. En la segunda vuelta tenemos que, al menos, doblar el número de victorias logradas hasta ahora. Si lo hacemos, el objetivo de la permanencia estará al alcance. ¿Quién dice que en la segunda vuelta no le pasa a otro equipo lo mismo que nos ha pasado a nosotros?

Debe estar trabajando duro para fichar cuanto antes a un nuevo americano, pero ¿no cree que la mejor adquisición sería volver a contar con Thomas?

--Indudablemente el mejor jugador para este equipo era él, porque se había demostrado que era la referencia. Cuando lo tenemos en el estado que queríamos, lo perdemos. Pero eso es un tema ya irreconducible. Es el mejor jugador que podíamos tener, pero hay que buscar otro, aunque será muy difícil encontrar a alguien de su calidad y talante.

Hubiera seguido otra ´táctica´ diferente a la del consejo para conseguir que siguiera?

--Cuando uno no quiere, dos no se entienden. Las posturas eran tan encontradas que era muy difícil llegar a un acuerdo. Pero como no estoy en el centro de las conversaciones, tampoco sé todo. Comprendo que debe ser muy duro para el club acceder a negociar cuando su representante te tiene tapada tu vía de ingresos, pero también entiendo al jugador por otra parte.

¿Asume que el fichaje de Martin ha sido su mayor error?

--No. Cuando le fiché, pensaba en el jugador que era hasta el momento en el que se le contrata. Otra cosa es que no ha dado el rendimiento que se esperaba. Antes de venir era muy apto para este equipo. Pero llegó arrastrando un estado de forma que no era el óptimo. Luego, su rendimiento no es el adecuado y pierde la confianza.

¿La irregularidad de los comunitarios ha pesado?

--No se puede individualizar. Todos tenemos culpa. Ellos han tenido el inconveniente de jugar por primera vez en la ACB, como Racca en su día: la primera temporada estuvo mal y la segunda fue uno de los máximos anotadores de la liga.

¿Se ha arrepentido de aceptar venir a Cáceres?

No. El arrepentimiento no debe existir. Cuando tomé la decisión es porque creía que la tenía que tomar. Más tarde es muy fácil hablar. Al venir pensé que era lo que debía hacer y no me arrepiento de haberlo hecho. Lo único es que el acontecer ha sido muy distinto de lo que yo esperaba. No esperaba muchas cosas, pero no son controlables por mí. Además, aparte de estos problemas, yo me encuentro muy a gusto en Cáceres.

¿Se ha sentido cuestionado a lo largo de estos meses?

--No. Es un error opinar sobre lo que los demás opinan de mí. La persona más crítica conmigo mismo soy yo, porque mi nivel de exigencia es bastante elevado. Estoy dando todo lo que tengo. Nadie puede pedirme nada más. Lo demás es cuestión de gusto. Por el club, compañeros... en ningún momento.