Alegría por volver a casa. Eso es lo que siente Jacinto Carbajal Massó (Cáceres, 1980) al regresar dos campañas después al Alter Enersun Al-Qázeres. Estuvo presente en la creación del club y es el técnico con el que más logros ha conseguido el conjunto extremeño, entre ellos los dos ascensos a la máxima categoría y la primera participación en la Copa de la Reina. Tras una semana complicada, en la que tuvo que negociar con Almería su desvinculación semanas después de firmar la renovación, el cacereño ya se encuentra al frente de los entrenamientos.

¿Qué sensaciones tiene tras la vuelta?

--Son buenas. Llegué el domingo, me puse al día hablando con Jesús Sánchez (director deportivo) y conocí al cuerpo técnico y a las jugadoras. Llevo unos días en los que no paro, sacando tiempo para estudiar cómo lograr el máximo rendimiento con lo que tengo.

¿Cuándo recibe la llamada del Al-Qázeres para volver?

--No sé qué día exacto fue. Supongo que cuando se dan cuenta que el discurso con Ricardo (Vasconcelos) está enquistado. Veo por prensa los problemas que hay y después es cuando recibo la llamada.

Tras recibir esa llamada, ¿cuál fue su posición y la del Almería?

--Han sido unos días difíciles. El regreso a Cáceres siempre es algo que ha estado en la mente, lo que no me esperaba es que fuese así de sopetón. No podía rechazar volver a casa. No le puedo decir que no al Al-Qázeres. El problema surgió con el contrato en vigor con Almería. Tenía una opción de salida hasta una fecha, siempre que viniera una oferta de superior categoría, pero esa fecha se cumplió y no apareció nada. Hablé con el presidente, que en todo momento se ha portado genial. Para ellos ha sido un jarro de agua fría, pero han sido comprensivos y lo han entendido. Para mí era una oportunidad a la que no le podía decir que no. Fueron dos días difíciles y al final entendieron que tenían que facilitar mi salida. El mismo día que recibo la desvinculación es cuando firmo con el Al-Qázeres y cuando se anuncia. He querido estar apartado y no hacer declaraciones porque, hasta ese momento, no hubo nada concreto.

¿Ha cambiado desde que se marchó de Cáceres?

--Supongo que sí. Al final han pasado dos años, con la suerte de haber estado en otros clubs. Cambias y evolucionas, claro que sí. No soy el mismo ni en baloncesto ni en mi forma de ser. Con nuevas experiencias vamos cambiando. Eso es ley de vida.

Hace dos temporadas, tras seis años dirigiendo al primer equipo del Al-Qázeres, se tuvo que marchar. ¿Por qué?

--Sigo pensando que no había realmente un motivo muy objetivo pero sí un desgaste. En toda buena relación creo que siempre hay pausas. A toro pasado ves que era necesario cambiar un poco de aires. Al final nunca se sabe cómo van a ir las cosas. Estoy contento aunque cuando salí no estaba totalmente de acuerdo.

¿No le pareció correcta la salida del equipo?

--No es que me parezca correcto, no sé si son las palabras. Yo estaba a gusto y me hubiese gustado seguir. Aún así no acabamos mal, al igual que con Almería, pese a que estuviese más o menos de acuerdo. He mantenido contacto con gente del club. A la larga creo que sí fue positivo.

En el comunicado que se emitió cuando salió del equipo se especificó que era una rescisión «de mutuo acuerdo»…

--En el club pensaron que querían dar un giro y me lo hicieron ver. Me hubiese apetecido seguir, pero a veces no tenemos razón. Lo del mutuo acuerdo es por eso. Creo que fue una decisión correcta.

Cuando se fue, ¿pensó que volvería al equipo de su ciudad?

--Siempre me fui con la intención de dejar la puerta abierta. En ese momento hacía falta una separación, pero ya está. El volver siempre es algo que tienes en la cabeza. No deja de ser el club que he visto nacer y crecer y que he llevado a cotas altas, en los que, considero, han sido mis mejores momentos deportivos.

Pese a estar fuera ha seguido al equipo, ¿no?

--Bueno, en estos años he estado muy inmerso en los proyectos en los que estaba, pero era imposible que no llegase información sobre cómo les iba. Análisis profundo no tengo, porque no me ponía a ver partidos, pero sí que por prensa y redes sociales me enteraba.

Pero siendo entrenador del Campus Promete sí que vería los partidos del Al-Qázeres, ¿no?

--Sí, me refería más a la etapa de Liga Femenina 2 en Logroño. En los meses de LF sí estaba más cerca, pero Al-Qázeres era un equipo que por tendencia de calendario estaba entre los últimos rivales, por lo que no era el típico equipo que durante el año ves todas las semanas.

La plantilla no la ha hecho usted. ¿Le gusta?

--Han querido corregir los errores de los últimos años. En el interior había que meter presupuesto y han ido más fuerte que otros años. Han buscado el perfil atlético de Alexa (Hart) y una jugadora tipo (Mariella) Fasoula, con un estilo que hace tiempo que no había en el club. En el perímetro hay apuesta rookie (Becca Hittner), a lo que recurren casi todos los equipos. (Eleanna) Christinaki es una jugadora de mucho nivel, en el que su rendimiento en pista estará ligado al físico, tras salir de lesión. El de Ana (Hernández) es otro de los perfiles que no se tenía, una nacional de rotación con calidad. En la posición de base se ha hecho algo que en los últimos años tampoco había: primera y segunda jugadora de garantías. En general es una plantilla bien equilibrada.

¿Importa mucho que no hayas hecho la plantilla?

--Más que el hecho de haberla hecho, porque igual la hubiese hecho peor [risas], es más la falta de feeling al no haberlas seguido antes de ficharlas. Eso proceso es el que yo tengo que realizar en estos días que llevo con el equipo. Ahora es cuando estoy empezando a conocerlas. Esa es la única preocupación que tengo. Como entrenador tengo que adaptarme a lo que hay.

¿Busca una décima jugadora para el primer equipo o mantiene nueve como máximo?

--Igual un perfil de jugadora joven, cuarta pívot, que puede ser la única carencia que tenga ahora la plantilla a la hora de entrenar. Sí habrá jugadoras de categorías inferiores que ayuden regularmente, pero esa posición interior debe tener un peso. Esa puede ser la única vía de buscar algo. Para entrenar e incluso para estar a medio camino del filial y el primer equipo.

¿La incertidumbre por el inicio o no de la competición cambia en algo la preparación?

--Todo el mundo en el baloncesto llevamos tiempo mirando hacia otro lado, queriendo pensar que todo va con normalidad pero sabiendo que en cualquier momento puede pasar algo. Ahora solo puedo pensar en preparar al equipo lo mejor posible. En el club tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para protegernos lo mejor posible, manteniendo el grupo lo más aislado posible. Si hay un positivo habría que parar a toda la plantilla, ver si se confirma el positivo y si afecta a más de una jugadora. En ese caso habría que parar entrenamientos y ver quiénes podrían continuar. Cualquier positivo puede ser determinante en esta temporada.

¿La permanencia es el único objetivo de la temporada?

--A priori, hay que intentar dejar a equipos atrás lo antes posible. Hay que recordar que la pasada temporada no finalizó, pero el equipo estaba inmerso en la pelea por el descenso aunque la primera vuelta fue positiva. Ahora hay que situarse y ver cómo están el resto de equipos.

¿Repetir la participación en Copa, como pasó con usted y posteriormente con su sucesor, suena utópico?

--El que realmente conozca la competición y las plantillas que se han hecho sabe que hay ocho o nueve equipos a un nivel muy alto. Nuestra plantilla es buena y nos tiene que ilusionar, pero muchas veces hay que ponerlo en el contexto de los demás. Nuestra liga va a ser con cinco o seis equipos para salir cuanto antes de la zona baja.