Restaban 3 minutos y 40 segundos para el descanso y el Cáceres había hecho casi lo imposible: remontar 14 puntos de ventaja de su rival. Rugía el pabellón, animaba el aficionado como tantas veces lo ha hecho. Pero se apagó la luz. Por una vez durante la temporada, el equipo era inferior a sus fieles.

Un parcial estruendoso desde entonces --justo desde que Morentin, el mejor hasta entonces, falló una canasta fácil-- hasta bien entrado el tercer cuarto (hasta el 33-52) acabó con la esperanza. El 'sí se puede' de la reacción no fue suficiente para que la comunión fuera perfecta. El Cáceres dejó de funcionar. Se le paró el reloj en el 17 para no volver a encenderse más.

Y eso que el caldo de cultivo estaba puesto ya desde dos horas antes con la charanga que animó parte del centro de la ciudad. Que los jugadores fueron aclamados desde la megafonía, en clara connivencia con el público en una entusiasta preparación de la asociación de aficionados y las peñas.

No faltaron las heroínas del voley arroyano, homenajeadas, ni el deporte local, con jugadoras del Al-Qazeres como Jara Salgado, Tamara Samba o Alejandra de la Fuente, apoyadas en la fase de ascenso por los baloncestistas, y e incluso futbolistas del Cacereño (Rubén Rivera o Toni). La fiesta, en realidad, fue completa para los hinchas del Breogán, cercanos a la decena. Alguien pronosticó que el domingo --el domingo, sí-- equipo y afición estarán en sintonía.