El sorprendente equipo campeón de la Copa Davis, los cuatro jugadores y el capitán que viajaron a Argentina con todas las de perder tras conocerse la baja por lesión de Rafael Nadal, durmió muy poco en las dos últimas noches. Al día más feliz de los héroes de Mar del Plata siguió la noche más grande, la de las celebraciones, aunque no la más larga. A las siete de la mañana, hora argentina, el grupo ya partió hacia Buenos Aires para tomar un nuevo vuelo que debía llegar a Madrid esta pasada madrugada. Dos noches casi en blanco para La roja, esa armada del tenis que hizo honor a su apodo de invencible incluso en las circunstancias más adversas.

"Ha sido demasiado"

La cena de gala en el Hotel Provincial de Mar del Plata fue solo la primera etapa de una celebración por todo lo alto. El vino, por una vez, llenó las copas, y algunos rivales, como Agustín Calleri, se acercaron a la bulliciosa mesa de los españoles para pedir a los jugadores que firmaran en una camiseta. Fue el reverso de la moneda de David Nalbandian, que tras la decisiva victoria de Fernando Verdasco sobre José Acasuso ni se levantó de la silla para felicitar al campeón.

Los cánticos, las bromas, el entusiasmo, se trasladaron después a una discoteca. Fuera ya de todo protocolo, ahí se unieron al equipo los invitados, parte del público que animó todo el fin de semana y representantes de los medios de comunicación. Verdasco, por ejemplo, estaba emocionado por el abrazo que recibió sobre la pista, aún tumbado en el suelo.

"Estaba casi en blanco, como en el paraíso, intentando darme cuenta de que habíamos ganado la Davis". Y Feliciano López, feliz, seguía intentando encontrar palabras para definir la situación: "Ha sido demasiado, increíble... Es jodido de explicar".