Igual que la semana en la que conseguimos el ascenso del 2015, durante la última semana de la temporada pasada vivimos algo muy emotivo. Ojalá pudiéramos llegar siempre al final de temporada con opciones de meternos en playoffs, de ascender o de pelear por cosas bonitas, pero desgraciadamente en el deporte, al igual que en la vida, hay momentos buenos y otros que no lo son tanto. Sin lugar a dudas, de las siete temporadas que llevo aquí en el Cáceres, la pasada fue con diferencia la más dura.

Fue un tanto atípica, muchos contratiempos, cambios de jugadores y hasta de entrenador. De hecho hubo algún momento en el que creo que la conexión equipo-afición se estaba empezando a fragmentar un poco, alejándose. En cierto modo podemos pensar que es hasta normal: estás viendo que tu equipo no cumple con las expectativas que tenías depositadas en él, y sobre todo que no gana. Da igual que lo des todo, da igual que te esfuerces al máximo en cada entrenamiento, cada segundo que estás en la pista, que si el equipo lleva tiempo sin ganar, la gente empieza desconfiar y poco a poco el aficionado va perdiendo la ilusión.

Podríamos pensar que después de perder contra el Prat de la manera que lo hicimos, cavaríamos nuestra propia tumba hacia la LEB Plata. No fuimos capaces de hacer nada y jugamos horriblemente mal, y lo lógico sería pensar que saldríamos de allí derrotados y abatidos, pero no fue así.Estábamos segundos por la cola, en un triple empate con Araberri, que era último, y el propio Prat, con 7-20, a solo una victoria de la salvación. La marcaba el Barcelona B. A falta de siete jornadas y teníamos otro partido clave por jugar que sería el del Araberri en Vitoria.

Aquella noche en Prat fue un punto de inflexión y la mentalidad tanto del equipo como de la afición cambió por completo. Fuimos capaces de cambiar la perspectiva y ver las cosas no como un drama --por supuesto que sabíamos de la importancia de la situación--, sino como unas eliminatorias de ascenso a LEB Oro de siete partidos.

El primero contra Bilbao, a priori derrota asegurada. Perdimos, pero en la prórroga, con una actitud y una puesta en escena de un equipo que quería agarrarse a la liga.

Siguiente partido, Araberri. Victoria por un punto en un partido con muchísima tensión y nervios por parte de ambos equipos. El que perdiera, bajaba. Teníamos dos salidas seguidas. Ahora iríamos hasta Palencia, pero no fuimos solos, nos acompañó la marea verdinegra. Como dirían los políticos, empezaron los primeros brotes verdes. Conseguimos una victoria increíble y habíamos vuelto a conectar con nuestra gente. Les necesitábamos muchísimo y no nos defraudaron. En estos tres partidos las cosas estaban cambiando. El Prat, después de habernos ganado, perdió contra Palencia y Ourense, y ganó inexplicablemente en Melilla. Por su parte, el Barça B solo se había llevado uno de los últimos cuatro partidos, lo que provocó cambios en la clasificación. Salimos de la zona de descenso y dependíamos única y exclusivamente de nosotros a falta de de tres jornadas.

Se nos escapó una oportunidad de oro en Melilla, perdiendo por dos puntos, pero nuestros dos perseguidores también cayeron y todo seguía igual. Bueno, igual no. Teníamos un pelín más de ventaja, ya que solo quedaban dos partidos. Victoria que valió más de media permanencia contra Granada, con un triplazo clave de Cole Huff desde la esquina. En la última jornada, teníamos diez victorias, una de ventaja sobre el Prat y el Barça, que estaban empatados a nueve. Por tanto no podíamos perder porque no salíamos muy bien parados en los triples empates…

Tanto equipo como afición estábamos muy concienciados de la importancia de aquel partido del 3 de mayo en Madrid ante el Canoe. Hubo muchísima movilidad por parte de nuestra gente, se acercaron en coches, autobús e incluso vinieron muchos cacereños que estaban viviendo allí.

¿Sabéis lo que es salir a calentar y que se te pongan los pelos de punta, que haya más ruido que en el Multisueños, que la gente cante y se deje la voz animando? Pues eso es lo que sucedió en el Pez Volador a falta de 40 minutos aún por empezar… Os podéis imaginar la que se lió durante el partido, pero mucho peor fue la que liamos al acabar.

Hay gente que pensaba que era demasiado, que parecía que habíamos ganado la liga y cosas así. Pero en nuestra realidad paralela, la que habíamos creado para afrontar el reto de la permanencia y tratar de liberarnos de toda aquella presión que arrastrábamos durante toda la temporada, habíamos ganado nuestro particular playoff de ascenso, y teníamos que celebrarlo con nuestra gente que habían hecho el esfuerzo de venir a Madrid un viernes, muchos de ellos incluso pidiendo un día en el trabajo para apoyar al equipo de su ciudad, a su Cáceres.

Por supuesto que el 3 de mayo de 2019 es otra fecha que nunca se me olvidará, al igual que toda la temporada anterior. La utilizo y utilizaré para recordar lo mal que lo hemos pasado, dándome energía para luchar cada día y tratar de estar lo más alejados posible de todo aquello, que afortunadamente fue un mal sueño y pudimos solucionarlo a tiempo.

#YoMeQuedoEnCasa aunque de vez en cuando ya pueda pegarme una escapada a correr…