Valdés: Portentoso

La mitad de los partidos acabó con la camiseta impoluta. Sin mancharse y con la portería a cero. Los números acreditan una progresión que rubrica una sublime temporada. Bestial. Mejor protegido que nunca, no se le puede imputar ni un error que costara puntos. Al contrario, su agilidad y su colocación han permitido ganar muchos. La convocatoria para el Mundial de Sudáfrica debería ser su próxima conquista .

Pinto: Aglutinador

La prematura eliminación de la Copa ha reducido su aportación a cuatro partidos. ¿Méritos para haber renovado? Más allá del trabajo en los entrenamientos, está la actitud absolutamente positiva que desprende: es el primero en salir del banquillo en cada gol.

Alves: Expansivo

El pulmón que oxigena al equipo, el riñón que purifica la sangre y las piernas que devoran kilómetros. Todo en uno: un defensa colocado de centrocampista con espíritu de delantero, a pesar de que de vez en cuando altera el corazón de Guardiola porque le falta un punto de exactitud y de mesura. Pero el peaje de las disfunciones que produce queda compensado con el ímpetu y la vitalidad que genera el brasileño, un atleta privilegiado.

Piqué: Imperial

Llamarle Pickenbauer ya no es una broma. El apodo le coloca a la altura de los más grandes. A la altura de Beckenbauer o de Franco Baresi, a la espera de lo que dé de sí una carrera que apenas empieza. Pertenece a la categoría de los indiscutibles. De los insustituibles. Un manantial de entusiasmo, con una salida técnica perfecta y una perceptible capacidad de liderazgo que le convierten en una de las referencias en la plantilla y en un ídolo para la grada.

Puyol: Fiable

Once temporadas al máximo nivel en el primer equipo. Ni un síntoma de debilidad más allá de un anecdótico autogol en Almería. ¿Y los que ha evitado? Uno de los pilares sobre los que se asienta la estabilidad del Barça. El capitán nunca falla. Pasan los años y sigue ahí, siendo uno de los primeros en minutos disputados. Fuerte para aguantar el choque físico y el desgaste de la edad, y dúctil para ocupar cualquier puesto de la zaga con garantías.

Abidal: Mermado

Los aductores le han martirizado otra vez; el año pasado fueron los de la pierna derecha, esta vez los de la izquierda. Su primera mitad de campaña fue magnífica, pletórico de fuerza para subir al ataque, de rapidez para recuperar la posición y de atención para atender al corte en el centro de la zaga. Ha reducido a la mínima expresión los esporádicos despistes que sufría en el campo, sin perder un ápice de jovialidad dentro del camerino.

Milito: Renacido

Volvió después de 18 meses de inactividad a finales de diciembre y cuando jugó (12 partidos oficiales como titular) nunca se notó tanto parón. Guardiola le esperó y el mariscal no le defraudó. Ninguna merma de velocidad ni de fondo físico ni de colocación insinuó en citas exigentes como Zaragoza o el Bernabéu. Eficaz y sobrio, ha sido un recambio perfecto para relevar a Puyol o Piqué cuando se recargó el calendario, además de ser el báculo de Messi.

Maxwell: Consistente

No se puede pedir más por menos. Costó 4,5 millones para ser el recambio de Abidal y ha cumplido con creces: con la lesión del francés ha defendido la banda izquierda con ascendente solvencia. Empezó tibio y ha cogido temperatura, atreviéndose incluso a jugar de extremo por necesidad. En los últimos encuentros se ha animado para subir al ataque y exprimir y exhibir algo de la técnica brasileña que por genética le corresponde.

Chigrinskiy: Triste

Todo un chasco por las expectativas que generó. Rival antes que compañero (se enfrentó al Barça con el Shakhtar en la Supercopa de Europa) su tardía llegada retrasó su aprendizaje y la adaptación a un mundo nuevo. Costó 25 millones y, al final, ha desempeñado el papel secundario que cumplía Cáceres. Tres partidos de titular en los últimos cinco meses acreditan la pérdida de confianza de Guardiola, tan decepcionado probablemente como la hinchada que ayer sí le ovacionó.

Márquez: Insuficiente

Una lesión en la gira de verano provocó que iniciara tarde la temporada. La ha terminado antes de hora, desapareciendo de la alineación. No ha encadenado dos partidos consecutivos de titular, no ha podido coger el ritmo competitivo de los demás, y volvía al banquillo, de donde no ha salido. Sin mantener la línea de sobriedad y de finura del gran Márquez del año anterior, cayó víctima de la mayor competencia que ha encontrado.

Xavi: Magistral

Tiene una clase infinita y la ha exhibido durante la campaña en un prolongado máster que no acabó ayer por estar sancionado. Investido y reconocido por la crítica internacional como un futbolista gigantesco, Xavi ha demostrado su capacidad para mover sobre el tapete a 21 futbolistas --los compañeros y los rivales-- al son que dicta. Insustituible con mayúsculas en el engranaje azulgrana. La luz que siempre ha guiado a un Barça refulgente.

Keita: Sólido

El diésel fue el segundo mejor goleador del equipo hasta la novena jornada, y desde entonces no ha vuelto a marcar goles. El ritmo del maliense no ha decaído. Su producción realizadora era, es, un aspecto secundario de su labor, más centrada en inyectar combustible al centro del campo y garantizar la mínima armonía. La constancia es su mayor virtud. Un titular disciplinado, íntegro y fiel, cuyo valioso trabajo nunca está alumbrado por los focos.

Busquets: Contrastado

La sorpresa de la campaña anterior se ha consolidado como uno de los referentes del Barça por un rendimiento siempre regular, sin acusados altibajos. Eficaz, aúna la inteligencia para interpretar el juego y la listeza para dotar a un equipo muy noble (a veces, demasiado) de la imprescindible dosis de picardía para saber cometer faltas o provocarlas. Va bien por arriba, no rehúye el choque y mueve el balón con tanta rapidez casi como Xavi.

Iniesta: Frágil

La lesión muscular de la temporada pasada retrasó su inclusión en el once titular, y otro percance en la misma pierna derecha ha privado al Barça de su talento en las últimas semanas. Siempre pendiente de su estado físico, con cuidados especiales para evitar más disgustos, ha parecido más contenido que en anteriores campañas. El equipo se ha ido apañando sin él, aunque careció de ese punto de sutilidad y de imaginación que solo él aporta.

Touré: Limitado

Ha visto rebajada su cuota de minutos por la Copa de Africa, por la progresión de Busquets y porque no ha sido necesario que jugara de central como en la campaña anterior salvo en un partido: ante el Inter. Le ha sentado mal el banquillo, pero en el césped ha sido siempre el pilar robusto. La viva representación del apodo que reciben los jugadores marfileños: cuando arranca con el balón, es un elefante que nadie puede parar. Ayer se volvió a ver en el 3-0.

Messi: Unico

No hay suficientes palabras para describir, con justicia, la campaña que ha perpetrado. El número uno del mundo sin discusión. Pisó la cúspide, o eso pareció, en diciembre, cuando ganó el Balón de Oro, el FIFA World Player y marcó el gol decisivo en el Mundial de Clubs. Pero aún ha ido más allá. Dejó de jugar de extremo para ejercer de media punta y disparó sus registros goleadores hasta presentar su candidatura al Pichichi y la Bota de Oro.

Ibrahimovic: Discutido

Empezó como un tiro (siete goles en ocho jornadas), acallando las comparaciones con Eto´o, y se le encasquilló la escopeta en un par de crisis pasajeras. Fue decisivo en episodios concretos (el clásico del Camp Nou, la ida de la Champions ante el Arsenal), aunque no ha alcanzado las cifras del camerunés y tampoco se ha quitado de encima el sambenito de que no se ha integrado al juego del equipo. Pendiente de reválida.

Bojan: Orgulloso

Aguantó una prolongada etapa de suplente que se acentuó en la segunda mitad de la temporada. Guardiola confesó en público su responsabilidad por el, a veces, inexplicable ostracismo del leridano. Le ha rescatado del olvido y Bojan se ha puesto las botas con valiosos goles en el tramo final. Ha jugado más en la Liga que el año pasado, pero se vio privado de la válvula de escape de la Copa en la segunda eliminatoria.

Figura en los anales de la historia del fútbol internacional, no solo del Barça, por haber marcado goles en las seis competiciones disputadas. El salvavidas del equipo en más de una ocasión, desde la Supercopa de Europa al Mundial de Clubs. El tercer máximo anotador de la plantilla, descabalgó a Henry de la titularidad con todo merecimiento. Por eficacia y por actitud. Por remate y por desborde. Una joya que vale su peso en oro. O más.Henry: Desconectado No hay atenuante que justifique su dimisión, dejando unos números indecentes para su categoría. Regaló la titularidad que tenía ganada. Por su prestigio y la gran campaña anterior. Se ha apagado como una vela más rápidamente de lo presumible. Dio más que hablar con su manotazo que envió a Francia para el Mundial que por su rendimiento.

Henry: Desconectado

Es delantero pero ha jugado dos partidos de lateral derecho, lo que prueba la confianza que tiene Pep Guardiola en él. Se la ha ganado con meritorias apariciones, como en la final del Mundial de Clubs y los goles que anotó ante el Athletic y el reciente ante el Xerez.