El serbio Novak Djokovic, aclamado como el más firme aspirante del circuito a inquietar el poder establecido por el suizo Roger Federer y, en segundo lugar, el español Rafael Nadal, despedazó el sueño del también español David Ferrer (6-4, 6-4 y 6-3), al que estancó a orillas de la final del Abierto de los Estados Unidos.

Djokovic ya tiene su primera final de un Grand Slam. Pasó por encima del hispano, que se encontró con un adversario rocoso, firme y acertado. Demoledor en cuanto se quitó de encima las inquietudes provocadas por el marco, el escenario y la apuesta en juego. Tiene sólo veinte años.

La condición de favorito no alteró la perspectiva de la situación del joven jugador balcánico, convertido ya en el tercer jugador más joven en alcanzar la final del Abierto de Estados Unidos desde que existe la Era Open, superado sólo por el estadounidense Pete Sampras y el sueco Bjorn Borg.

SIN PRESION Ferrer nunca le volvió la cara al partido, sin embargo. Y la presión sólo la acusó cuando se convirtió en ansiedad en cuanto Djokovic se enchufó al partido. Hasta ese momento todo iba bien para la raqueta de Jávea. Había roto el saque del serbio para situarse con 3-0 en el primer set.

El español estaba cómodo y se encontraba disfrutando sobre la pista central de Flushing Meadows. Llevando los golpes hacia las líneas. Certero con el saque y, sobre todo con el resto, el arma principal que le ha trasladado a la semifinal.

El partido giró bruscamente después de que Ferrer anotará su cuarto parcial (4-1) y se quedara a dos de apuntarse el parcial. Ahí llegó el acelerón del primer serbio que disputará la final de un Grand Slam por primera vez en la historia. Ganó su saque, el del español, y cinco juegos más. Siete seguidos. Por delante se llevó el primer set y buena parte del segundo (6-4 y 2-0).

SIN SOLTARSE Ferrer es un tipo que no se suelta del partido con facilidad. Pretendió alargar los puntos. Hacía bastante calor y eso disgusta a su adversario, que solicitó la asistencia médica por indisposición. El español había vuelto. Tras cortar la sangría equilibró la situación con un break y buscó el cuerpo a cuerpo con Djokovic, que empezó a tirar de manual para desequilibrar definitivamente el partido.

El tenista alicantino, que saldrá de este abierto disputado en Nueva York como el sexto mejor jugador del mundo por primera vez en su carrera, cuestionó cada juego. Sin embargo, cada vez que Ferrer elaboraba una acción con esfuerzo a destajo, el serbio lo solventaba con un golpe de talento, una de sus virtudes más acusadas.

El español lo pasaba mal aunque nunca regateó esfuerzos por agarrarse al partido y tener opciones de revertir la situación. No rehuye un punto. No volvió la cara a pesar de que el serbio tenía desde hace tiempo el partido en la mano.

No pudo alargar algo más el duelo, cosa que habría acabado por desquiciar al balcánico, que rompió en el tercer juego del último set para cerrar el partido, disputar su primera final de un Grand Slam y echar por tierra el sueño de Ferrer. Djokovic espera a Federer.